ESPECIALIZACIÓN INFORMÁTICA EDUCATIVA

jueves, 15 de noviembre de 2012

EL ARTÍCULO DE OPINIÓN. GRADO 8




EL ARTÍCULO DE OPINIÓN
El artículo de opinión es, entre los dos los tipos textos de naturaleza expositiva, el que más cerca se encuentra del ámbito literario, debido a la posibilidad de que el autor se exprese asumiendo actitudes, modismos estilísticos e incluso un lenguaje abiertamente subjetivo.
El artículo de opinión es el resultado de la reflexión y el análisis que un autor hace por escrito sobre una noticia o un asunto de interés general. Por su carácter argumentativo, y por su intención persuasiva, este tipo de texto pertenece al grupo genérico conocido con el nombre de didáctico-ensayístico.
Así como en la estructura narrativa de un cuento es fundamental la presencia de un narrador, así como en la estructura argumentativa de un artículo es importante que aparezca una persona que emite una opinión, la cual debe definir claramente un punto de vista sustentado con argumentos.
La unidad y coherencia de un artículo de opinión se fundamentan en la definición del punto de vista. El escritor debe asumir una posición respecto a un problema, posición que se encargará de defender a lo largo del artículo. Textualmente, esa posición se concreta en una tesis central.
Entre mejor sustentado esté un punto de vista, mejor se logrará cumplir con los dos objetivos centrales de un artículo: impugnar y persuadir.
Los argumentos pueden estar conformados por:
• Conceptos (ideas Propias del autor).
• Citas (Frases de otros autores).
• Pruebas (hechos, documentos, testimonios, entrevistas, etc).

Partes del Artículo de Opinión

El artículo de opinión está constituido por las siguientes partes:

Introducción: en la que se presenta el tema o problema.
Exposición del Tema: en la que se presenta la tesis central.
Argumentación: donde se presentan los argumentos que apoyan la tesis.
Conclusión: donde se sintetizan el punto de vista y las consideraciones principales del artículo.

EL REPORTAJE GRADO 7



EL REPORTAJE
Qué es 
El reportaje es un texto informativo, una noticia ampliada por lo que se presta más al estilo literario que la noticia.
Qué contiene
Es un género informativo desligado de la actualidad del momento. Generalmente, el reportaje parte de una recreación de algo que fue noticia, pero también de hechos que sin ser noticia, en el sentido más estricto del término, forman parte de la vida cotidiana.
El reportaje pretende subrayar las circunstancias y el ambiente que enmarcan un hecho.
Estructura del reportaje
  • El párrafo de apertura o la entradilla es un párrafo atractivo que debe suscitar la curiosidad del lector, debe incitar a seguir leyendo. Puede presentar los rasgos tipográficos de la entradilla es decir estar escrito en letra negrita y separado del cuerpo de la noticia. Pero puede también aparecer integrado en el reportaje.
  • El relato. Todo reportaje debe tener un orden en la exposición de los hechos. Ese orden o hilo argumental responde a una intención: cronológica, biográfica, explicativa, crítica..... Un reportaje no puede ser una suma de hechos. Cada párrafo ha de estar conectado con el anterior por lo que es importante definir ese hilo conductor.
  • El párrafo final debe ser escrito cuidadosamente, constituye el remate final que le deja al lector el sabor de una buena lectura.
Características y estructura del reportaje
El reportaje es un texto informativo en el que se desarrolla de manera amplia un tema concreto.
Los reportajes abordan asuntos variados: hechos reales de actualidad y de interés general, asuntos relacionados con la sociedad, los viajes, la ciencia, la cultura, el arte, el deporte, los espectáculos, la política o la economía.
Se ocupan de temas que atraen la atención del receptor por su interés humano, social, etc.
Pueden referirse a una noticia que haya tenido gran repercusión hace tiempo pero en el reportaje se analiza con mayor profundidad y reflexión.
Sus formas habituales de difusión son los medios tradicionales como la prensa escrita, las revistas, la radio y la televisión y los medios de comunicación audiovisual como la prensa y las revistas digitales y la radio y la televisión a través de Internet.
Para realizarlos el reportero suele recoger información aportando datos, testimonios de personas implicadas, declaraciones de expertos y fotografías.
Estructura del reportaje
En general, los reportajes se estructuran en cuatro partes:
1. Titular. El título informa acerca de contenido del reportaje. Al igual que las noticias puede ir acompañado de un antetítulo y de un subtítulo.
2. Párrafo inicial o entrada. El objetivo principal de la entrada es captar la atención del receptor. Por ello, es importante que empiecen con contenidos interesantes y atractivos.
3. Cuerpo del reportaje. Los párrafos siguientes desarrollan el tema y deben estar conectados entre sí y escritos con coherencia. Es habitual que estén organizados en epígrafes.
4. Párrafo final. Las oraciones finales deben dejar una buena sensación de la lectura. Pueden incluir conclusiones y dejar la estructura cerrada, acabar con comentarios como los que se escribieron al principio (estructura circular) o hacer comentarios que inviten a la reflexión (estructura abierta).

miércoles, 14 de noviembre de 2012

GUIÓN CINEMATOGRÁFICO. ESTRUCTURA Y TÉCNICA GRADO 10



El formato del guion literario

Los guiones de cine se escriben siguiendo un formato específico que permite que el director, los actores y cualquier otra persona que intervenga en la producción puedan interpretar el texto fácilmente.

Existen dos tipos de guiones: el guion literario, que es aquel en el que todavía no se dan indicaciones técnicas para la realización de la película, y el guion técnico, en el que sí dan. Aquí vamos a hablar del primero.

Básicamente, un guion literario consiste en una serie de escenas. Cada escena se detalla haciendo uso de los siguientes tres elementos:


ENCABEZADO

El encabezado da información sobre dónde transcurre la acción. Consta de tres partes:

1. La abreviatura "INT." o "EXT", que indica si la acción trancurre en interiores (espacios cerrados) o exteriores (espacios abiertos).

2. El lugar concreto en el que la escena transcurre (por ejemplo, "COMISARÍA DE POLICÍA").

3. La palabra "DÍA" o "NOCHE" o cualquier otra que se quiera usar para indicar la hora del día.

Ejemplo (el encabezado aparece resaltado en azul oscuro):


INT. COCINA DEL PISO DE RUBÉN Y GUILLERMO. DÍA

RUBÉN está cocinando espaguetis. Coge uno y lo prueba para ver si está al dente. Suena el TIMBRE DE LA PUERTA.


DESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN

En ella se muestra la acción, expresada en imágenes y sonidos. Debe estar redactada de forma concisa y con los verbos en presente. Pondremos en mayúsculas el nombre de los personajes (pero sólo la primera vez que aparezca cada nombre) y las descripciones de los sonidos.

Ejemplo:


INT. COCINA DEL PISO DE RUBÉN Y GUILLERMO. DÍA

RUBÉN está cocinando espaguetis. Coge uno y lo prueba para ver si está al dente. Suena el TIMBRE DE LA PUERTA.
RUBÉN
¡Guillermo! ¡Será tu primo!

DIÁLOGO

Muestra las palabras pronunciadas por los personajes. Cada párrafo de diálogo debe ir precedido por el nombre del personaje que habla. El nombre del personaje lo escribiremos en mayúsculas.

Ejemplo:


RUBÉN está cocinando espaguetis. Coge uno y lo prueba para ver si está al dente. Suena el TIMBRE DE LA PUERTA.
RUBÉN
¡Guillermo! ¡Será tu primo!

El guion debe estar escrito con una tipografía Courier (o New Courier) de 12 puntos (la empleada en las máquinas de escribir antiguas), con interlineado de 1.5 y márgenes no inferiores a 4 cm a la izquierda y 3 cm a la derecha. En los diálogos se deja un margen mayor, a ambos lados: 6 cm. El texto debe estar alineado a la izquierda, no centrado ni justificado.

Se estima que en un guion correctamente formateado (y redactado) cada página de texto corresponde a un minuto de imagen en la pantalla.
Ejemplo de guión literario cinematográfico
 
Un guión literario es un texto en el que se expone con detalle el contenido de una película. En él, el guionista especifica las acciones de los personajes, sus diálogos, acontecimientos, descripciones del entorno y acotaciones breves para la interpretación de los actores. En un guión literario no se especifican los pormenores de la producción ni el trabajo de cámara.

CORTOMETRAJE "CONVIVE TÚ"


ESCENA 1: INTERIOR. COMEDOR - PASILLO. DIA

Nos encontramos en un piso. La puerta del recibidor se abre y entra RUBÉN (22). Lleva una carpeta de estudiante bajo el brazo. Cierra la puerta y deja las llaves en el colgador. Recorre el pasillo y entra en el comedor, donde está GUILLERMO (23), sentado frente a una mesa, de espaldas a la puerta, enfrascado en lo que parecen experimentos de química. En la mesa hay tubos de ensayo, probetas, etc.
RUBEN
- ¡Hey...!

GUILLERMO
(sin girarse)
- Mira, no te pierdas esto...

RUBÉN se acerca a mirar. Guillermo echa unas gotas en un tubo de ensayo. Sale un poco de humo.
GUILLERMO
- ¿Has visto? Reacciona bien... ¡Ajá!

RUBEN
- Vale, pero como no me digas qué es...

GUILLERMO
- Un disolvente que estoy inventando. Potentísimo... Si metes el dedo, en dos minutos adiós dedo... La fórmula lleva Coca-cola. Por cierto, he tenido que cogerte un par de latas que tenías en la nevera.

RUBEN
- No importa... Interesante... Bueno, voy a ver si me pongo a estudiar. Tengo el examen dentro de dos semanas y todavía no me he mirado nada.

GUILLERMO
- Pónte, pónte, no sea que te cateen... Oye, mañana vendrá a comer un primo mío. Hace tiempo que no le veo. Estarás, ¿no? Nos podías hacer esos espaguetis que te salen tan bien...

RUBEN
- Sí, claro, y luego os friego los platos, ¿no? Qué morro...


ESCENA 2: INTERIOR. COCINA. DIA

RUBÉN está cocinando espaguetis. Coge uno y lo prueba para ver si está al dente. Suena el timbre de la puerta.
RUBEN
(gritando hacia el comedor)
- ¡Guillermo! ¡Será tu primo!

Nadie responde.

RUBEN
- ¡Guillermo!

Deja el cucharón y se dirige al pasillo.

RUBEN
- ¡Ya voy...!

miércoles, 7 de noviembre de 2012

ARGUMENTACIÓN GRADO 10



Texto de Juan Manuel de Prada. "Vindicación del libro" (1)


La consideración de la biblioteca como ámbito casi religioso, como refugio o templo donde el hombre halla abrigo en su andadura huérfana por la tierra, la expresa, quizá mejor que nadie, Jean-Paul Sartre, en su hermosísima autobiografía Las palabras, donde comparece el niño que fue, respaldado por el silencio sagrado de los libros: "No sabía leer aún, y ya reverenciaba aquellas piedras erguidas -escribe Sartre con unción-: derechas o inclinadas, apretadas como ladrillos en los estantes de la biblioteca o noblemente esparcidas formando avenidas de menhires. Sentía que la prosperidad de nuestra familia dependía de ellas. Yo retozaba en un santuario minúsculo, rodeado de monumentos pesados, antiguos, que me habían visto nacer, que habían de verme morir y cuya permanencia me garantizaba un porvenir tan tranquilo como el pasado". Esta quietud callada y a la vez despierta de los libros, esta condición suya de dioses penates o vigías del tiempo que velan por sus poseedores y abrigan su espíritu los convierte en el objeto más formidablemente reparador que haya podido concebir el hombre. El libro, en apariencia inerte y mudo, nos reconforta con su elocuencia, porque entre sus páginas se aloja nuestra biografía espiritual; y es esta capacidad suya para invocar los hombres que hemos sido es lo que lo convierte en nuestro interlocutor más valioso y ajeno a las contingencias del tiempo.

Yo también puedo decir con legítimo orgullo que "los libros fueron mis pájaros y mis nidos, mis animales domésticos, mi establo y mi campo", como escribe Sartre en algún pasaje de su autobiografía. También para mí la biblioteca ha sido, como para Sartre, "el mundo atrapado en un espejo"; también para mí la lectura ha sido una vocación de permanencia que ha exaltado y consolado mis días. Por eso contemplo con cierto preocupado escepticismo esas proclamas más o menos elegíacas que nos hablan de la muerte inminente de estos compañeros del alma. Los profesionales de la catástrofe y los apóstoles del progreso coinciden en afirmar que los avances en el ámbito de las comunicaciones electrónicas acabarán expoliando ese templo tan costosamente erigido a lo largo de los siglos. Jamás he participado de esta visión fatalista y lúgubre; como Humberto Eco, pienso que las nuevas tecnologías están difundiendo una nueva y pujante forma de cultura, pero se muestran incapaces de satisfacer todas nuestras demandas intelectuales. La comunicación electrónica viaja por delante de nosotros, se adelanta a nuestras inquisiciones, procurándonos un copioso caudal de información; los libros, en cambio, viajan con nosotros y acicatean nuestras pesquisas, deparándonos el difícil venero del conocimiento. Precisamente porque no ofrecen soluciones rápidas e instantáneas, precisamente porque estimulan nuestra curiosidad perenne, tienen la supervivencia garantizada.

Habría que analizar sin ofuscaciones jeremíacas, junto a sus ventajas utilitarias innegables, los perjuicios o pérdidas que nos inflige la lectura electrónica. La digitalización de textos, las redes y foros interactivos han conseguido liberarnos de las "ataduras" del libro; de este modo, la lectura electrónica se ha convertido en una especie de "simultaneidad textual" que inculca un sentido fragmentario de la realidad, repudia las elaboraciones abstractas, disminuye nuestra capacidad retentiva y mutila nuestra percepción de la historia. También devalúa nuestra especial actitud ante el lenguaje; a nadie se le escapa que las palabras leídas o escritas en la pantalla de un ordenador (palabras cambiantes que se desvanecen o actualizan sin cesar) poseen un estatuto menos estable que las palabras inamovibles de un libro. La comunicación electrónica niega el carácter ritual y perdurable del lenguaje, que es como negar sus posibilidades como vehículo para transmitir conocimiento, relegándolo a una mera condición vicaria de transmisor de informaciones. Así se alcanza ese estadio pavoroso de depauperación lingüística, donde las arquitecturas sintácticas se desploman y los matices de la expresión -la ironía y la metáfora, la argumentación y el ingenio verbal- son suplantados por un rudimentario conglomerado del que ha desertado la belleza.

Existe, además, una razón primordial por la que el libro mantendrá siempre su supremacía sobre la lectura electrónica. Se trata de su condición de abrigo para el espíritu, de esa especial disposición para trascender y explicar el tiempo y garantizarnos "un porvenir tan tranquilo como el pasado". Cada vez que nos asomamos a un libro, escapamos de un mundo aturdido por la banalidad y el vértigo para lanzarnos a la conquista de otro mundo más verdadero y postular una realidad enaltecedora. La peculiaridad de esta conquista consiste en que no se trata de un mero ejercicio de evasión, pues -como muy bien entendió Proust- la lectura deja libre la conciencia para la introspección reflexiva. Al leer no nos limitamos a absorber contenidos, a estimular nuestras dotes imaginativas o a mejorar nuestras habilidades verbales; por el contrario, regresamos a nuestro mundo aturdido por la banalidad y el vértigo con una cosecha de iluminaciones que irradian su influjo sobre la realidad y nos enseñan a ser mejores. Este viaje de ida y vuelta, además, nos hace dueños de nuestro propio tiempo, de nuestra duración en la tierra; la aventura de leer un libro nos proporciona el incalculable gozo de aprehender y comprender nuestra vida, no sólo los acontecimientos que poblaron su pasado, sino también los que otorgarán su argumento al incierto y multiforme futuro. Esta sensación de clarividencia explica, por ejemplo, ese curioso fenómeno que todo lector verdadero ha experimentado: con frecuencia nos ocurre que tratamos de evocar en vano el asunto de un libro que nos hizo felices en el pasado, y, sin embargo, ¡cuán vívidamente recordamos el estado de ánimo, el clima espiritual en que la lectura de dicho libro nos instaló, proyectándose como una reminiscencia hacia el futuro!

Creo, con cierta certeza, que esta compleja y hermosa forma de clarividencia, este sutilísimo consuelo espiritual que alumbra nuestros días sólo nos lo puede procurar un libro, jamás un artilugio electrónico. Quizá porque, como decía al principio, el libro es un objeto sagrado que nos habita por dentro y nos vincula religiosamente con la vida. Sabemos que los israelitas condenados al destierro custodiaban el rollo de pergamino del Torah en el Arca de la Alianza, un receptáculo portátil que reproducía en miniatura el templo de Salomón. Los libros siempre han propendido a ocupar un recinto sagrado; no me refiero ya a las populosas y exactas bibliotecas, sino al recinto más sagrado del alma humana. Puedo concebir, en un esfuerzo de la imaginación, una utopía funesta como la que ideó Roy Bradbury, en la que los libros hayan sufrido persecución y alimentado el fuego, como pájaros asesinados, para sobrevivir instalados en la memoria agradecida de unos pocos hombres libres. No puedo concebir, en cambio, a un hombre libre deshabitado de libros; sería tanto como imaginarlo desposeído de alma, extraviado en los pasadizos lóbregos de un mundo que no comprende.

Apoyo léxico (2)
Abrigo. Auxilio, amparo.
Comparecer. Presentarse alguien donde ha acordado o donde está convocado.
Erguir. Levantar y poner derecha una cosa.
Unción. Devoción, recogimiento y perfección con que el ánimo se entrega a la exposición de una idea, a la realización de una obra, etc.
Menhir. Monumento megalítico que consiste en una piedra larga hincada verticalmente en el suelo.
Retozar. Saltar y brincar alegremente.
Penates. En la mitología romana, divinidades menores que protegían a la familia, especialmente contra la pobreza y falta de alimentos.
Contingencia. Riesgo, proximidad de un daño.
Escepticismo. Desconfianza o duda de la verdad o eficacia de alguna cosa.
Proclama. Anuncio público, de viva voz o por escrito.
Elegíaca. Lastimera, triste.
Expoliar. Despojar con injusticia o con violencia.
Erigir. Levantar.
Lúgubre. Sombrío, profundamente triste.
Inquisición. Indagación, averiguación o examen cuidadoso de una cosa.
Acicatear. Incitar, estimular.
Pesquisa. Indagación o investigación para descubrir algo.
Deparar. Suministrar, proporcionar, conceder.
Jeremíaca. Que gime o se lamenta con exceso.
Ritual. Relacionado con el rito, conjunto de reglas establecidas para el culto y las ceremonias religiosas.
Vicaria. Sustitutiva.
Depauperación. Empobrecimiento.
Rudimentario. Simple, elemental.
Conglomerado. Conjunto formado a partir de una diversidad.
Banalidad. Intrascendencia, vulgaridad o falta de importancia
Postular. Pedir.
Introspección. Observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia.
Reminiscencia. Recuerdo vago e impreciso.
Artilugio. Mecanismo o artefacto, especialmente si resulta algo complicado. (Suele usarse con sentido despectivo).
Utopía. Plan, idea o concepción que se muestra como irrealizable en el momento de ser concebido o formulado.
Lóbrego. Oscuro, sombrío o tenebroso.