EL ORIGEN DE LA
TRAGEDIA GRIEGA
A lo largo de la historia, el
hombre ha dirigido su atención hacia su propio mundo interior. Gracias a esta
búsqueda de lo intrínsecamente humano hemos podido disfrutar de grandes
producciones artísticas, como las tragedias griegas. Pues en ellas, se narran
las aventuras del hombre, que explora los abismos y vericuetos del alma.
En el año 334 a.C. Aristóteles
postuló que la tragedia (mediante una serie de circunstancias que suscitan
piedad o terror) es capaz de lograr que el alma se eleve y se purifique de sus
pasiones.
Este proceso, que se denomina
"catarsis", es la purificación interior que logra el espectador a la
vista de las miserias humanas. El fondo común de lo trágico será la lucha
contra un destino inexorable, que determina la vida de los mortales; y el
conflicto que se abre entre el hombre, el poder, las pasiones y los dioses.
Los griegos
fueron los creadores de la tragedia. En un principio, le confirieron un
profundo sentido religioso, ya que la obra trágica nació como representación
del sacrificio de Dionisios (Baco) y formaba parte del culto público.
Podría decirse que el eje
central de toda obra trágica es el restablecimiento doloroso del orden, y el
alumbramiento traumático del deber en su doble aspecto. Desde el plano
religioso, desarrolla el antagonismo que existe entre el hombre y el cosmos. Y
en el plano político explica la conflagración subyacente entre el hombre y el
poder.
Tanto en un aspecto como en
otro, la representación será el vértice del debate. No es casual, por ejemplo,
que la figura más relevante de las obras clásicas sea la de los reyes. Esto se
debe a que ellos representaban los blancos más visibles de la sociedad, y en
consecuencia, eran los más susceptibles, ya que la vida privada de los
monarcas, en un espectáculo público pertenecía a todo el mundo.
Este aspecto formaba parte de la
mentalidad de los griegos. De hecho, la Polis era considerada como un todo, y
la justicia, para este pueblo era un valor excelentísimo. Si no había justicia
en sus gobernantes la Polis tampoco podía ser justa. Por eso, para los griegos,
la política y los políticos eran los encargados de ejecutar justicia, pero en
una dimensión propiamente humana. No había posibilidades de realización
individual dentro de un régimen injusto.
La justicia era para ellos una perfección valiosa; algo que no se buscaba por sus ventajas, y cuyos designios, sin embargo eran implacables.
La finalidad de los festivales dramáticos era la de exaltar la tradición mítica, el patriotismo; aleccionar, conmover, marcar nuevos rumbos, como así también dar lugar a cuestiones honoríficas y cuando no, farandulescas. Muchos actores obtenían premios tales, como la corona de hiedra o placas recordatorias llamadas ex-voto.
La justicia era para ellos una perfección valiosa; algo que no se buscaba por sus ventajas, y cuyos designios, sin embargo eran implacables.
La finalidad de los festivales dramáticos era la de exaltar la tradición mítica, el patriotismo; aleccionar, conmover, marcar nuevos rumbos, como así también dar lugar a cuestiones honoríficas y cuando no, farandulescas. Muchos actores obtenían premios tales, como la corona de hiedra o placas recordatorias llamadas ex-voto.