ESPECIALIZACIÓN INFORMÁTICA EDUCATIVA

jueves, 12 de diciembre de 2013

CARTA A JAMAICA GRADO 8

Literatura Colonial
La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente por lo religioso. Para aquel entonces, mediados del Siglo 14, se empezaban a establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios provenía en exclusiva de las clases altas.
Criollos, hijos de españoles nacidos en el Nuevo Reino de Granada, y algunos españoles inmigrantes escribieron libros de diversas materias:desde literatura edificante hasta libros de ciencia, desde oratoria hasta historia y literatura. La mayoría de estos libros se publicaron en diferentes partes de Europa, y unos pocos en Lima y México, ciudades que contaban con imprenta desde el siglo 14 .
Los intelectuales españoles y criollos se enfrentaron a un nuevo mundo listo para ser retratado, por eso las primeras manifestaciones literarias sirven mayormente como crónicas, donde se da cuenta de las tradiciones, los qué haceres cotidianos y los hechos heróicos del nuevo continente.
Se destacan:
§ Juan de Castellanos (Sevilla, 1522 - Tunja, 1607) Sacerdote español, residente en Tunja por más de cuarenta años, autor del más extenso poema jamás escrito en lengua española, las Elegías de Varones Ilustres de Indias.
§ Juan Rodríguez Freyle. (Bogotá, 1566 - 1642) Autor de la monumental obra crónica El Carnero. De familia acomodada, hizo estudios en el seminario pero no se recibió como sacerdote. Hizo parte de las guerras de pacificación indígena. En la etapa final de su vida se dedicó a la agricultura.
§ Hernando Domínguez Camargo (Bogotá, 1606 - Tunja, 1659), sacerdote jesuita y escritor. Influenciado notablemente por el gran poeta barroco Luis de Góngora y Argote, haría parte del llamado Barroco de Indias, en donde también se ubica a Sor Juana Inés de la Cruz. Sus obras más reconocidas son su relato épico Poema heroico de San Ignacio de Loyola (1966) y Ramillete de varias flores poéticas (1967).

Literatura de la Independencia
.
La literatura colombiana durante los convulsionados años de la Independencia, así como todas las antiguas colonias españolas en el continente, se vio influenciada por el ánimo político, lo que determinó el pensamiento y el estilo de los autores criollos.
La literatura colombiana no deja de ser heredera de la hispánica y aquel sabor independentista e inconforme ante el estado de cosas coincide a la vez con el romanticismo en boga que dominaría todo el siglo XIX en Colombia. El de la Independencia se ha considerado como un período de transición entre el Neoclásico y el Romanticismo. Es un Romanticismo incipiente donde aparece la glorificación de la naturaleza americana, la exaltación de la lucha por la libertad, el canto a los héroes, la expresión de sentimientos apasionados.
Se destacan:
§ José Celestino Mutis (Cádiz, 1732 - Bogotá, 1808). El sacerdote y científico español es bien conocido por sus estudios botánicos y sus dibujos de la flora americana. También hizo estudios lingüísticos sobre los idiomas indígenas nativos. Su obra más conocida es Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada : 1783-1816.
§ Francisco José de Caldas (Popayán, 1768 - Bogotá, 1816). Apodado El sabio por su erudición, escribió sobre la geografía del país.
§ Simón Bolívar (Caracas, 1783 - Santa Marta, 1830). El discurso político de entonces, liderado por el propio Libertador, marcaría fuertemente la vida literaria del país.
§ Antonio Nariño (Bogotá, 1765 - Villa de Leyva, 1823). Nariño representa al intelectual de la época, una figura fundamental en el naciente periodismo republicano, así como un importante actor político y militar. Su traducción de los derechos del hombre lo hizo ser castigado por el gobierno español.
§ Camilo Torres (Popayán, 1766 - Bogotá, 1816). Abogado, intelectual, político y prócer. Es famoso su Memorial de Agravios, un texto donde criticaba al gobierno español.
Durante este periodo se produjeron obras de teatro por dramaturgos como José María Salazar, José Miguel Montalvo, José Fernández Madrid, José Domínguez Roche.

La decisión unánime de los padres de la patria de proteger y promover el idioma español o castellano en el suelo nacional, evidencia la gran importancia que la época daba a la palabra. De allí que sea Colombia la primera nación hispanoamericana en fundar en 1871 la Academia Colombiana de la Lengua.


Sor Juana Inés De La Cruz
ESTE AMOROSO TORMENTO
Este amoroso tormento 
que en mi corazón se ve, 
se que lo siento y no se 
la causa porque lo siento 

Siento una grave agonía 
por lograr un devaneo, 
que empieza como deseo 
y para en melancolía. 

y cuando con mas terneza 
mi infeliz estado lloro 
se que estoy triste e ignoro 
la causa de mi tristeza. " 

Siento un anhelo tirano 
por la ocasión a que aspiro, 
y cuando cerca la miro 
yo misma aparto la mano. 
Porque si acaso se ofrece, 
después de tanto desvelo 
la desazona el recelo 
o el susto la desvanece. 

Y si alguna vez sin susto 
consigo tal posesión 
(cualquiera) leve ocasión 
me malogra todo el gusto. 

Siento mal del mismo bien 
con receloso temor 
y me obliga el mismo amor 
tal vez a mostrar desdén. 


DETENTE SOMBRA

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía. 


CARTA DE JAMAICA
Por Simón Bolivar
Fragmento
Muy señor mío: Me apresuro a contestar la carta de 29 del mes pasado que usted me hizo el honor de dirigirme, y yo recibí con la mayor satisfacción.
Sensible como debo, al interés que usted ha querido tomar por la suerte de mi patria, afligiéndose con ella por los tormentos que padece, desde su descubrimiento hasta estos últimos períodos, por parte de sus destructores los españoles, no siento menos el comprometimiento en que me ponen las solícitas demandas que usted me hace, sobre los objetos más importantes de la política americana. Así, me encuentro en un conflicto, entre el deseo de corresponder a la confianza con que usted me favorece, y el impedimento de satisfacerle, tanto por la falta de documentos y de libros, cuanto por los limitados conocimientos que poseo de un país tan inmenso, variado y desconocido como el Nuevo Mundo.
En mi opinión es imposible responder a las preguntas con que usted me ha honrado. El mismo barón de Humboldt, con su universalidad de conocimientos teóricos y prácticos, apenas lo haría con exactitud, porque aunque una parte de la estadística y revolución de América es conocida, me atrevo a asegurar que la mayor está cubierta de tinieblas y, por consecuencia, sólo se pueden ofrecer conjeturas más o menos aproximadas, sobre todo en lo relativo a la suerte futura, y a los verdaderos proyectos de los americanos; pues cuantas combinaciones suministra la historia de las naciones, de otras tantas es susceptible la nuestra por sus posiciones físicas, por las vicisitudes de la guerra, y por los cálculos de la política.
Como me conceptúo obligado a prestar atención a la apreciable carta de usted, no menos que a sus filantrópicas miras, me animo a dirigir estas líneas, en las cuales ciertamente no hallará usted las ideas luminosas que desea, mas sí las ingenuas expresiones de mis pensamientos.
«Tres siglos ha —dice usted— que empezaron las barbaridades que los españoles cometieron en el grande hemisferio de Colón». Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos, si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades. El filantrópico obispo de Chiapa, el apóstol de la América, Las Casas, ha dejado a la posteridad una breve relación de ellas, extractada de las sumarias que siguieron en Sevilla a los conquistadores, con el testimonio de cuantas personas respetables había entonces en el Nuevo Mundo, y con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre sí: como consta por los más sublimes historiadores de aquel tiempo. Todos los imparciales han hecho justicia al celo, verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario.
Con cuánta emoción de gratitud leo el pasaje de la carta de usted en que me dice «que espera que los sucesos que siguieron entonces a las armas españolas, acompañen ahora a las de sus contrarios, los muy oprimidos americanos meridionales». Yo tomo esta esperanza por una predicción, si la justicia decide las contiendas de los hombres. El suceso coronará nuestros esfuerzos; porque el destino de América se ha fijado irrevocablemente: el lazo que la unía a España está cortado: la opinión era toda su fuerza; por ella se estrechaban mutuamente las partes de aquella in mensa monarquía; lo que antes las enlazaba ya las divide; más grande es el odio que nos ha inspirado la Península que el mar que nos separa de ella; menos difícil es unir los dos continentes, que reconciliar los espíritus de ambos países. El hábito a la obediencia; un comercio de intereses, de luces, de religión; una recíproca benevolencia; una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que formaba nuestra esperanza nos venía de España. De aquí nacía un principio de adhesión que parecía eterno; no obstante que la inconducta de nuestros dominadores relajaba esta simpatía; o, por mejor decir, este apego forzado por el imperio de la dominación. Al presente sucede lo contrario; la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y tememos: todo lo sufrimos de esa desnaturalizada madrastra. El velo se ha rasgado y hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas: se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria.
Porque los sucesos hayan sido parciales y alternados, no debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los in dependientes, mientras que los tiranos en lugares diferentes, obtienen sus ventajas, y ¿cuál es el resultado final? ¿No está el Nuevo Mundo entero, conmovido y armado para su defensa? Echemos una ojeada y observaremos una lucha simultánea en la misma extensión de este hemisferio.
El belicoso estado de las provincias del Río de la Plata ha purgado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto Perú, conmoviendo a Arequipa, e inquietado a los realistas de Lima. Cerca de un millón de habitantes disfruta allí de su libertad.
El reino de Chile, poblado de ochocientas mil almas, está lidian do contra sus enemigos que pretenden dominarlo; pero en vano, porque los que antes pusieron un término a sus conquistas, los indómitos y libres araucanos, son sus vecinos y compatriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarles, que el pueblo que ama su independencia, por fin la logra.
El virreinato del Perú, cuya población asciende a millón y medio de habitantes, es, sin duda, el más sumiso y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey, y bien que sean vanas las relaciones concernientes a aquella porción de América, es indubitable que ni está tranquila, ni es capaz de oponerse al torrente que amenaza a las más de sus provincias.
La Nueva Granada que es, por decirlo así, el corazón de la América, obedece a un gobierno general, exceptuando el reino de Quito que con la mayor dificultad contienen sus enemigos, por ser fuertemente adicto a la causa de su patria; y las provincias de Panamá y Santa Marta que sufren, no sin dolor, la tiranía de sus señores. Dos millones y medio de habitantes están esparcidos en aquel territorio que actualmente defienden contra el ejército español bajo el general Morillo, que es verosímil sucumba delante de la inexpugnable plaza de Cartagena. Mas si la tomare será a costa de grandes pérdidas, y desde luego carecerá de fuerzas bastantes para subyugar a los morigeros y bravos moradores del interior.
En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones tales, que casi la han reducido a una absoluta indigencia a una soledad espantosa; no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de América. Sus tiranos gobiernan un desierto, y sólo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia; algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven, combaten con furor, en los campos y en los pueblos internos hasta expirar o arrojar al mar a los que insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva. Cerca de un millón de habitantes se contaba en Venezuela y sin exageración se puede conjeturar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierra, la espada, el hambre, la peste, las peregrinaciones; excepto el terremoto, todos resultados de la guerra.

martes, 10 de diciembre de 2013

IDEAS PRINCIPALES E IDEAS SECUNDARIAS EN EL PÁRRAFO. GRADO 6

Ideas principales y secundarias

Los párrafos son encadenamientos de ideas del que escribe. Algunas de estas ideas son esenciales para entender el mensaje del autor. Otras no lo son tanto. Por el contrario en el párrafo se puede prescindir de ellas sin que el lector pierda el sentido de lo que el autor propone.
Así algunos estudiosos han llamado ideas principales a las primeras e ideas secundarias a las segundas.
Para poder identificar cuál es la idea principal de un párrafo, hay que entender a cabalidad todo el texto que se analiza o se lee, pues si no corremos el riesgo de centrarnos en un aspecto parcial del mensaje del autor.
Cuando un autor escribe sus planteamientos, pretende que los lectores compartan con él su punto de vista. Por eso se esmera en comunicar en el texto con la mayor claridad sus ideas. Pero no todos los enunciados son esenciales para entender lo que dice; algunos tan sólo acompañan el enunciado principal para: ampliarlo, ilustrarlo, repetirlo y ejemplificarlo.
Leamos el siguiente texto:
"El material presenta un estilo narrativo en un formato novelado en el que se desarrolla una historia de una adolescente que crece en el oriente de Venezuela al amparo de su abuela Ramona. En él un narrador cuenta los episodios de la vida de Marisol la protagonista, y describe los espacios en que se desarrolla la trama. El diálogo aparece como recurso permanente para ilustrar la dinámica de la zona. Este párrafo introductorio expresa claramente lo que contiene el citado material:
"Una historia de una adolescente que crece en el oriente de Venezuela al amparo de la abuela Ramona".
Esta idea es imprescindible para entender lo que el material va a contener. Por eso la llaman idea principal.
Ahora lee el mismo texto eliminando la idea principal:
"El material presenta un estilo narrativo en un formato novelado en el que se desarrolla. En él un narrador cuenta los episodios de la vida de Marisol la protagonista, y describe los espacios en que se desarrolla la trama. El diálogo aparece como recurso permanente para ilustrar la dinámica de la zona" .Al leer este texto no sabemos ni quién es Marisol, ni dónde vive, ni dónde quedan los espacios en que se desarrolla la trama.
 El resto de los enunciados:
Nos completan la información de lo que será en el texto la historia de Marisol:
La frase:
"presenta un estilo narrativo, en un formato novelado" nos amplía la información (sabemos que será una novela)
La frase:
"Un narrador cuenta los episodios de la vida de Marisol, la protagonista" nos precisa quién será el locutor, una tercera persona que cuenta la historia.
La frase:
"y describe los espacios en que se desarrolla la trama". Nos anuncia otra función de este narrador.
Probemos con este párrafo: En el devenir de los acontecimientos Marisol encuentra a un orientador que acompaña a un número de muchachos "rezagados" del liceo en su proceso de formación, lo que da pie para tratar varios contenidos del semestre, así como las conversaciones con su abuela Ramona, con sus tíos y con un enamorado que aparece al final del relato.
La frase:
En el devenir de los acontecimientos Marisol encuentra a un orientador que acompaña a un número de muchachos "rezagados" del liceo en su proceso de formación.
Nos precisa cómo sucederá la trama. Éste será un episodio fundamental para entender el relato.
Las frases:
"lo que da pie para tratar varios contenidos del semestre", ilustra cómo se introducirán los temas en el relato.
"así como las conversaciones con su abuela Ramona", nos aumenta la información sobre otras situaciones que sucederán.
"con sus tíos y con un enamorado que aparece al final del relato".






lunes, 2 de diciembre de 2013

LA ENTREVISTA GRADO 11

Las increíbles travesuras del doctor Rodolfo Llinás
Bocas logró la más personal e íntima entrevista, hasta el momento concedida por el científico.
 – ¿Quieren ver la prueba contundente? –dijo Llinás.
Y después de largas horas de asombrosa conversación y de haber narrado episodios simpatiquísimos e inéditos de su vida, trajo su computador portátil a la mesa, lo encendió, buscó un archivo y puso a rodar un video en el que, en un plano estático, se ven dos vasos, uno al lado del otro.
En el vaso de la izquierda hay un pez dorado (comúnmente conocido como “bailarina”), que se mueve y abre frenéticamente la boca en el agua.
En el vaso de la derecha, en el fondo, hay otro pez dorado, completamente inmóvil. Está en la “nano-agua”, que a primera vista parece normal.
Pronto, en el encuadre, aparece una mano que agarra con una malla al pez que está moviéndose febrilmente en el recipiente de la izquierda, y lo pasa al envase de la derecha. Y en cuestión de segundos, el animalito se va al fondo y se queda quieto como su compañero. Ambos inmóviles, tranquilos, observando.
De la misma manera, a su compañero (el que estaba tan quieto y plácido) lo pasa al recipiente de la izquierda en donde, en cuestión de los mismos segundos que tuvo su predecesor para adaptarse, comienza a moverse tal cual como se movía su camarada, de un lado al otro, abriendo la boca. Respirando.
– ¿Sí ven? Es muy sencillo. Es la mejor prueba que hay y no hay manera de refutarla: el pez que está en el agua normal hace todo lo que hace un pez en agua normal: moverse y abrir su boca para respirar, porque esa es su función. El de la derecha, el que está en la “nano-agua”, simplemente se sienta a descansar, porque aquí mejora su funcionamiento a nivel celular y ya no necesita abrir su bocota ni nada de eso.
Y efectivamente. Ahí está la prueba fehaciente –tan sencilla y tan miedosamente contundente– de que estamos frente a un agua increíble, un líquido excepcional que el mismo científico bogotano ha definido como: “Un nuevo concepto en medicina… Una sustancia que optimiza la vida… Un agua que se podrá tomar o se podrá administrar por vía intravenosa”.
¿Pero de qué se trata este invento? El neurofisiólogo colombiano llegó a la conclusión de que el agua se puede mejorar notablemente, al punto que puede ayudar a prevenir enfermedades causadas por el deterioro celular (cáncer, alzhéimer, etc…), siempre y cuando sea sometida al influjo de una alta concentración de energía, a través de un proceso de “nanotecnología”.
En otras palabras, el más grande científico que ha tenido el país –, que dirigió el programa del grupo de trabajo científico “Neurolab” de la NASA–, logró, luego de largos años de experimentos, que en el agua ocurra un fenómeno llamado “cavitación”, gracias al cual se producen “nano-burbujas” de vacío en las que se inserta el oxígeno (dentro del cristal normal del agua), multiplicando así su capacidad de oxigenación. Toda una revolución.
Sin embargo, muy a pesar de la maravilla que implica su descubrimiento –como sacado de la más intrépida novela de ciencia ficción–, al actual director del departamento de Fisiología y Neurociencia de la Universidad de Nueva York no le gusta hablar mucho del tema. De hecho, por ahora prefiere esperar los resultados, en la medida en que acaba de entregar su investigación a la comunidad científica.
Lo que sí hizo, con entusiasmo moderado, fue mostrar el video. Y lo hizo después de una muy personal e íntima entrevista –con ajiaco incluido, que adora y que devora cada vez que viene a Colombia–, en la que reconstruyó los incidentes, las aventuras y las andanzas de su vida.
Una traviesa historia que comenzó en los años treinta, en una singular y pacata ciudad a 2.600 metros de altura, en el seno de una familia de catalanes que llegaron a este país en el siglo XIX y que dejaron en nuestra tierra uno de los cerebros más brillantes que recuerde la República de Colombia: Rodolfo Llinás Riascos (Bogotá, 16 de diciembre de 1934).
Finalmente, ¿costeño, bogotano o catalán?
Sé quién soy y soy catalán. Casi no tengo nada colombiano. La gente piensa que los Llinás somos de Sabanalarga pero, ¿cuánto tiempo duraron en Sabanalarga? Pues dos generaciones. Pero ¿cuánto tiempo duraron en España? A ver, creo que mi apellido tiene más o menos dos mil años. Aquí vino un señor catalán, le pareció fantástico, consiguió mucha tierra y se devolvió. Entonces vinieron los hijos por allá en 1860 y ahí empezó el cuento de que los Llinás eran costeños. Mi abuelo se vino a estudiar medicina a Bogotá y se quedó. Mi papá nació en Sabanalarga, pero se vino a los cuatro años. Yo soy bogotano.
Usted comenzó sus estudios en el Gimnasio Moderno, pero todo parece indicar que no le fue muy bien, ¿o no?
El Moderno fue sumamente interesante. Estaba basado en la visión de Agustín Nieto de un colegio inglés: de saco y corbata. Había muchos profesores extranjeros de una altura impresionante, como el profesor Prat, uno de los caudillos españoles de izquierda, catalán, que hasta tiene plaza en Barcelona. Pero yo fui un estudiante malísimo…


Y por varios colegios, ¿cómo fue su recorrido?
Estuve en el Gimnasio Moderno, en el Cervantes, en el Liceo Francés, en varios. Y siempre con pelotera. Es que enseñaban unas cosas que no entendía y que no eran interesantes. El problema grave es que, como no tenían contexto, entonces no aprendía. Y yo decía “no le jalo”.
¿Qué ejemplo tiene de descontextualización?
La geografía, por ejemplo. Yo no necesito saber los afluentes del río Caquetá. ¿Para qué necesito saberlo? Esos son conocimientos completamente inútiles. Yo aprendí las pocas cosas que sé en mi casa, con mi padre y con mi abuelo.
Siempre habla de su abuelo como su gran influencia. ¿Por qué?
Era famosísimo en la escuela de medicina porque era un profesor del carajo, muy especial, que se botaba al suelo y hacía un ataque de epilepsia, a tal punto que la gente pensaba que tenía epilepsia. Fue también el gerente del hospital de Sibaté. En fin. Las charlas con mi abuelo eran de morirse, una cuestión increíble. Su casa, donde viví, tenía toda clase de recovecos y libros y cosas, y me la pasaba esculcando a ver qué encontraba. Había una puerta con resorte a la que le ponían un dragón de metal para tenerla. Y yo decía: “¿y esta vaina tan rara qué es, que se le mueve la cola y abre la carraca?”. Yo le preguntaba a mi abuelo y simplemente me respondía: “es un pedazo de hierro en forma de dragón, así nació, así es”. Entonces yo me dije: “¡Mmmmm… aquí hay gato encerrado!”, y le hice una investigación al dragón. De tanto mirar, resolví poner un papel en el piso y, al accionar la cola, salió un sello embolsado y ¡ah, qué descubrimiento tan fantástico! Entonces fui y le mostré a mi abuelo y me dijo: “Lo descubriste, mijo. Esto es la vida. Las cosas importantes, las descubres tú, si no las descubres tú, no son tuyas”. Yo tenía cuatro años. Y así fue todo, con discusión diaria a la hora de almuerzo.
Un desarrolladísimo sentido de la curiosidad…
Un día, desde el segundo piso de mi casa, vi como un paciente de mi papá empezó a hacer unas vainas rarísimas: se botó en el suelo, movía las piernas y los brazos y echaba babas. Yo decía: “pero cómo es de mal educado ese pisco”. Entonces mi papá subió y me explicó qué le pasaba: “Mire, mijo, es que hay una cosa que se llama el cerebro y resulta que lo que uno hace, no es necesariamente lo que uno quiere hacer. Es un poquito más complicado y todas esas cosas son propiedades del sistema nervioso”, entonces ahí se armó la grande porque empecé todos los días a preguntar: “¿Y adentro qué hay?, ¿y eso se puede comer?, ¿y cómo funciona?”. Entonces estoy en esta vaina, más o menos, desde los cuatro años: el cerebro y el hecho de la situación biológica.
¿Su papá y su abuelo le explicaban con contexto?
Siempre. “¿Cómo vuela un avión, abuelo?”. Y me decía mi abuelo: “tráeme un cuchillo y un bloque de mantequilla”. Yo se la traje y con el cuchillo me explicó: “Si el cuchillo se inclina hacia arriba, entonces sube, y si lo pongo hacia abajo, entonces baja. Un avión es un cuchillo que corta el aire y que, además, se atornilla en el aire. Entonces es un tornillo con un cuchillo detrás”.
Y mientras tanto, la educación en sus colegios sin contexto…
El primer lugar que estuve fue Migajitas, un colegio de niños chiquitos, a dos vueltas de la casa (carrera Décima con calle 23). Me devolví llorando porque dije que sí sabía leer y no sabía leer. Es que había una pintura de un loro y un tomate, entonces dije: “sí, yo sí sé leer”. Y me dijeron que no y me fui bravo porque me habían insultado delante de todo el mundo. Mi papá me explicó: “Eso no es leer, eso es describir lo que está viendo… es que hay unos garabatos que se llaman letras y las letras juntas hacen palabras…”. Y así.
Finalmente, ¿cómo se educó?
Voy a dar un ejemplo. Todos los domingos íbamos juntos a oír música y, en una caminada de esas, vi que en un edificio había un escudo con una vaina rarísima. “¿Y esto qué es?”, pregunté. “Eso es una letra”, me dijeron. “Pero esa no la conozco”, dije. “Es que es una letra griega que se llama Phi y que representa un valor, que es una constante, y una constante es algo que no cambia; y es muy importante porque es la relación entre el diámetro y la circunferencia de un círculo”, me dijo mi papá. “A ver, explíqueme esa vaina”. Y me explicó. Al final yo concluí: “Entonces solamente hay un círculo”. Con esas palabras, mi papá me abrazó, me besó y me preguntó: “¿y cómo sabes eso?”. Y respondí con seguridad: “Porque es infinita, por la serie, porque tiene características que nunca se repiten”. Es que la conceptología era brutal, de una profundidad y de una sencillez… En cambio en el colegio, que era la cosa más costosa del mundo, me embrutecían con todas estas vainas, sin contextos de nada. Entonces yo era malísimo estudiante.
¿Perdió algún año?
No, yo pasaba, pero es que era dificilísimo. Yo estuve en otro colegio que se llamaba Santa Juana de Arco, y una vez le dije a mi papá: “Yo a ese colegio no voy. A mí lo que sí me gusta es el recreo”. Y la cosa era tan especial en mi casa que el señor me dijo: “Bueno, entonces vaya solamente al recreo”. Así que a las diez de la mañana yo me iba para el recreo y a las diez y media me iba para la casa. Eso era un relajo la cosa más espantosa. Y claro, el resto de los estudiantes en un estado de odio porque, además, a las nueve de la mañana yo cogía mi bicicleta y pasaba por el frente del colegio para comprarme un negro (un bizcocho). Y así fue más o menos un año. Hasta que apareció una profesora de matemáticas que me dio clases de geometría, que no se las daba a nadie más: rectas, triángulos, paralelas, geometría en tres dimensiones, en fin… Siempre hubo, de algún modo, alguien con quien podía dialogar. Pero en las clases normales no fui tan bueno.

Y a todas estas, ¿qué hay con la educación religiosa que, como a todo bogotano de la época, también le debió tocar?
La estructura religiosa me parecía horrible. Me llevaban a misa y qué olor tan terrible. Había unas procesiones y resulta que uno de niño se fija en cosas que la gente no ve: cómo el cura insulta a los monaguillos, por ejemplo. ¡Qué susto! Mi mamá me decía: “hombre, Rodolfo, tienes que ir a la iglesia porque si no te llevan al infierno”. Y yo le respondía: “No estoy muy seguro”. Entonces me decía que a su virgen, que no recuerdo cómo se llamaba, le rezaba y ella le hacía milagros. Y yo le decía: “Tú le rezas a una piedra en forma de Virgen. ¿Por qué no le rezas directamente a Dios”. Entonces, con calma, me decía: “Es que Dios está muy ocupado y ella intercede. Entonces uno le reza y ella va y trata de conquistar a Dios para que haga las cosas”. A mí todo eso me sonaba como “rarón” y le dije: “Que venga un cojo sin pierna, que le rece a la virgen, y que le salga la pierna. Entonces ahí sí vamos a hablar de milagro”. Yo tenía como nueve años.
¿Cuál fue la gran discusión con sus padres? ¿Cuándo dijeron sus viejos: “aquí sí hay que tener un límite”?
Mi padre era muy estricto, pero era suficientemente inteligente para entender que simplemente yo era un alma libre. Yo a todo decía: “Sí, pero vamos a ver, eso hay que negociarlo”. Y mi mamá, pues, era fantástica. Me hacía el cuarto en todo. Una familia muy sana, con una vida muy buena y muy querida.


MAURICIO SILVA GUZMÁN Y FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI
REVISTA BOCAS
Publicación
eltiempo.com
Sección
Otros
Fecha de publicación
18 de noviembre de 2013
Autor
MAURICIO SILVA GUZMÁN Y FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI