ESPECIALIZACIÓN INFORMÁTICA EDUCATIVA

lunes, 17 de noviembre de 2014

TILDE DIACRÍTICA EN LOS MONOSÍLABOS GRADO 7


Ejercicio 1: Escribe las siguientes oraciones, escribiendo las tildes que faltan.
El es un gran chico; el sabe lo que hace; el es mi amigo.
Yo tengo mi libro; el tiene el suyo.
El primer premio y el segundo son poco para el.
Tu recibiras tu parte como los demas.
Tu no tienes miedo, tu eres un valiente; tu eres un ganador.
Tu sabes bien lo que yo aprecio a tu padre y a tu madre.
A mi me gusto mucho tu regalo.

Ejercicio 2: Escribe  (pronombre personal) o mi (determinante posesivo), según corresponda
Principio del formulario
 madre tiene un regalo escondido para .
No he traído  traje de baño.
 no me gusta nadar.
 mesa de trabajo está muy desordenada.
Yo no creo que sepas muchas cosas sobre .
Pasé toda  juventud en un pueblo de la costa.
 me parece que en  casa hace mucho frío.
 profesora me escogió a  para responder a las preguntas.
Final del formulario

Ejercicio 3: Escribe las siguientes oraciones, escribiendo las tildes que faltan.
Todo lo que gano es para mi y para mi familia.
Se que se han escapado, pero no se por donde.
"Solo se que no se nada", dijo 
?Socrates.
Se 
?veraz y se acabaran muchos de tus problemas.
Al preguntarle si vendría, me contesto que si.

Ejercicio 4: Escribe  (pronombre personal) o tu (determinante posesivo), según corresponda.
Principio del formulario
 sabes que yo no tengo  bolígrafo.
Haz  lo que te he pedido.
En el viaje de fin de estudios  maleta se perdió.
 juegas muy bien al fútbol.
 permaneciste toda la noche encerrado en  habitación.
El único que aprobó fuiste .
 consejo me ayudó mucho.
Dime  por qué  padre se enfadó conmigo.

Ejercicio 5: Escribe  (pronombre personal o afirmación) o si (condicional o nota musical), según corresponda.
Principio del formulario
Ante el altar, Luis pronunció un  muy débil.
 una tarea se empieza mal, se acaba mal.
El  es la séptima nota de la escala musical.
Me pregunto  me habré equivocado con la decisión que tomé.
Nieves se corta el pelo a  misma.
Ellos hacen las cosas porque .
Ignoro  es soltera o casada.
Tiene ante  una ardua tarea.
Está más contento que  le hubiera tocado la lotería.

Ejercicio 6: Escribe  (verbo dar) o de (preposición), según corresponda.
Principio del formulario
En el coche  mi tío los ceniceros están siempre llenos  papeles.
Oblígalo a que te  una explicación.
No te marches sin que te  el libro  tu madre.
Es raro que Carlos  una limosna.
Háblame  lo que quieras.
El valle  Arán está en los Pirineos.
Pídele a la vecina un poco  azúcar.
Dile a la vecina que te  un poco de sal.

Ejercicio 7: Escribe  (verbo saber o ser) o se (pronombre), según corresponda.
Principio del formulario
No  qué  trae entre manos.
 amable con tus amigos.
No hay que hacer caso de lo que  rumorea.
Es mucho lo que  habla sobre este asunto.
Es mucho lo que yo  sobre este tema.
 que esta novela  lee con facilidad.
La profesora  asombró de lo que  sobre historia de España.

Ejercicio 8: Escribe más (adverbio de cantidad o comparativo) o mas (conjunción adversativa), según corresponda.
Principio del formulario

Yo tengo  fuerza que Sansón.
Siete  ocho suman quince.
Jugué bien,  no pude ganar.
¡Qué árbol  alto!
Estos zapatos son los  cómodos que he tenido.
En el estadio se reunieron  de cinco mil personas.
Esta tarde estoy  bien perezoso

jueves, 13 de noviembre de 2014

LITERATURA MODERNA GRADO 9

IDEAS DEL ARTE MODERNISTA
En esta época es cuando unos escritores manifiestan la necesidad imperante de una renovación y de una liberación con respecto al pasado del sub-continente marcado por la dominación extranjera en todos los aspectos de la vida.
Rechazar tajantemente la cultura hispánica se tornan hacia la francesa en particular

El americanismo siente como suya todas las tradiciones sin que ninguna le ate al pasado, y mira al porvenir como campo abierto a todas las posibilidades; sabe que América es hija de Europa y que al mismo tiempo no es Europa; aspira como cosa natural a sintetizar e integrar en América y en sí mismo todo lo que le llega de afuera, lo mismo que sus pueblos absorben la inmigración diversa, que en los días del Modernismo llegaba a todos ellos con intensidad variable y contribuía a su crecimiento y prosperidad… (Ib).
correspondencias entre la vida íntima del poeta (artista) y el mundo de los objetos, la libertad creadora; intimidad individual; la oposición tristeza, nostalgia y alegría, la evasión del mundo material (elevación), el gusto por la extravagancia, lo extraño, lo bello, lo vulgar, la elegancia, el color; el culto de la forma (la prioridad a la misma); la búsqueda de la exquisitez, el amor y de lo novedoso, y de la musicalidad; la fuerza de la sugestión; el cosmopolitismo (nativismo y extranjero); y el gusto por el verso libre y la prosa poética.
(imágenes, plasticidad, cromatismo, nuevos ritmos y sonoridades y contenidos
El movimiento modernista como tendencia basada en la individualidad,
[…] ser el vínculo que haga una y fuerte la idea americana en la universal comunión artística. […] Levantar oficialmente la bandera de la peregrinación estética que hoy hace con visible esfuerzo, la juventud de la América Latina a los Santos Lugares del Arte y a los desconocidos orientes del Ensueño. […] Trabajar por el brillo de la lengua castellana en América, y, al par que por el tesoro de sus riquezas antiguas, por el engrandecimiento de esas mismas riquezas en vocabulario, rítmica, plasticidad y matiz. […] Luchar porque prevalezca el amor a la divina belleza, tan combatida hoy por invasoras tendencias utilitarias. (Darío, citado en Yahni, 1974: 7).
“Azul” simbolizaría el infinito, la perfección, el ideal y el mundo espiritual. El tema central de libro Azul es la lucha y anhelos del arte frente a una sociedad insensible y positivista; lo cual se expresa a veces con tonos patéticos mediante sueños y alucinaciones, aunque de manera general predomina el tono idealizante.
a nuestro modo de leer, la estética modernista de Darío; para ilustrar el gusto del poeta por las correspondencias y traducir la exaltación del amor y la naturaleza como expresiones del estado de ánimo del mismo; un ser indudablemente en pos de un ideal artístico.

POESÍA DE RUBEN DARIO, POETA NICARAGUENSE (1867)
Rubén Darío


Lo fatal


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


A Colón

¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.

Un desastroso espirítu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.

Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.

Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semiespañola,
día a día cantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmañola.

Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montañas daban las flechas! .

Ellos eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!

Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.

¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!

Libre como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.

Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.

La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.

Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!

Canción de Otoño en Primavera

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.
Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!

LTERATURA MODERNISTA LATINOAMERICANA. GRADO 9



José Asunción Silva
Descripción: http://vidales.tripod.com/barra.gif

El 23 de mayo de 1896, a eso de las once de la noche, José Asunción Silva, joven poeta, bogotano aristocrático de 31 años de edad, se despidió de los amigos con quienes acostumbraba conversar en diaria tertulia y dio a su madre y a su hermana Julia el beso de las buenas noches. Antes de salir de la sala, uno de sus comensales lo detuvo para invitarlo a almorzar al día siguiente. Pero Silva le respondió que eso no sería posible a causa de su salud quebrantada y añadió algunas palabras acerca de la inutilidad de la vida. Su amigo, tratando de reprocharle su pesimismo, le dijo entonces:
— Si sigues así, no me sorprenderá que te des un balazo el día menos pensado.
— ¿Quién, yo? ¡Sería curioso que yo me matara! — Contestó Silva con mucha presteza, pero sonriendo.
Cumplidas las despedidas, Silva se dirigió a su habitación. Se desnudó y luego se vistió con otras ropas limpias y preparadas al efecto: pantalones de casimir, botas de charol y una camiseta de seda blanca en la que se podía ver dibujada la silueta del corazón, precisamente sobre el lugar donde debía encontrarse ese órgano vital. Después se supo que esa misma mañana el poeta había visitado a su médico y amigo, el doctor Juan Evangelista Manrique, con el pretexto de pedirle un remedio contra la caspa. El doctor Manrique recordaría más tarde que Silva le había pedido, como al pasar, que le dibujara en la camiseta con un lápiz dermográfico el lugar exacto del corazón.
El poeta se recostó luego en su lecho y empuñó el revólver que tenía preparado para ese momento. Colocó la boca del cañón en el centro del dibujo de su corazón y oprimió el gatillo. La bala trazó un relámpago de muerte en el pecho del suicida y, dice un historiador, "le puso fin al poema de su melancolía".
Nadie oyó el estampido. A la mañana siguiente, la anciana criada que entró a la habitación trayendo la bandeja del desayuno, encontró al cadáver, con los ojos abiertos y la expresión tranquila.
No dejó carta de despedida, ni explicación escrita sobre los motivos del suicidio. Sus funerales consistieron, según la norma impuesta en la época por la Iglesia Católica, en arrojar el cadáver a un muladar. Los suicidas no tenían derecho a la paz del cementerio, reservada exclusivamente a los fieles practicantes del amor, la compasión y la caridad.
Es ya una tradición comenzar la biografía de José Asunción Silva con el relato de su muerte. No se dice en primer lugar que nació en Bogotá, en noviembre de 1865, en el seno de una familia aristocrática liberal y masónica por la línea paterna y conservadora por la materna; que fue un niño extraordinariamente bello y sobreprotegido por su madre y hermanas; que en el colegio sus compañeros se burlaban de él, llamándolo "El Niño Bonito" o, peor aún, "José Presunción" ; que fue creciendo aislado, sin amigos, encerrado en la jaula de su propia hermosura y de la delicadeza de sus modales, dominado por una creciente timidez y atrincherado en la conciencia de su inteligencia precoz, superior a la de quienes lo rodeaban y hacían mofa de él. Tampoco se acostumbra comenzar la historia de José Asunción diciendo que a los diez años de edad escribió su primer poema, una pieza literaria que demuestra una increíble madurez intelectual.
Yo quiero hablar aquí, hoy, de algunos hechos y circunstancias que me parecen importantes para entender a este ser humano, mi prójimo de carne y hueso, que se llamó José Asunción Silva y que pasó por el mundo como una estrella fugaz, pidiendo en vano que alguien se asomara a las profundidades de su alma, más allá de su brillo deslumbrante, debajo de su radiante vestidura de poemas inmensos y modales delicados, y viera y comprendiera sus dolores, sus soledades, sus angustias y sus alegrías.
Se ha dicho que nació triste. Es mentira. Nadie nace triste. Nació en el seno de una familia entristecida por la vergüenza y por la tragedia. En 1860 un primo suyo, Guillermo Silva, se suicidó de un balazo en presencia de su mujer y sus hijos en la Hacienda de Hatogrande, y esto era una vergüenza horrible. En 1861 un pariente directo suyo, Joaquín Suárez Fortoul, cayó despedazado en las trincheras del Alto de San Diego, donde hoy se alza la Plaza de Toros de Santa María, en el intento de toma de Bogotá por parte del ejército liberal. En 1864, un año antes del nacimiento del poeta, su abuelo José Asunción fue brutalmente asesinado en la misma Hacienda de Hatogrande por una partida de bandoleros. La circunstancia de que la familia quisiera perpetuar el nombre del abuelo muerto en el nieto recién nacido, y el hecho comprobable de que durante toda la infancia del niño José Asunción se recordó con dolor y amargura la horrible muerte del viejo José Asunción, tiene por fuerza que haber dejado huella muy profunda en la fantasía del muchacho, precisamente en la edad en que se realizan los procesos sicológicos de la identificación. Nos consta a todos, porque estuvo a la vista y no quisimos verlo, que nuestro poeta se empeñó sistemáticamente en llamarse a sí mismo José , simplemente, y que firmó sencillamente José Silva en sus cartas y papeles, como si quisiera sacudirse del pellejo un nombre marcado por la muerte. Y nos consta también que en su Nocturno Tercero , en el que llora con amargura la muerte de su hermana y confidente Elvira, firma explícitamente José Asunción Silva , como si quisiera subrayar con el hálito trágico de su nombre el carácter verdadero y real de la tragedia evocada en el poema. No sobra agregar, de ninguna manera, que el abuelo José Asunción tuvo fama en su época de tener modales muy afectados, "insinuantes" según dice un historiador, y que no faltó un canalla que inventara calumnias a partir del hecho de que este anciano vivía en la Hacienda de Hatogrande en la íntima compañía de su hermano y confidente, don Antonio María Silva.
Varias cosas se pueden deducir de estos hechos: primero, ya había casos de suicidio en la familia; segundo, ya la familia estaba marcada socialmente por este estigma, lo que la obligaba a retraerse de la vida social y a encerrarse en sí misma; tercero, la afectación de los modales era una manera de comportamiento que tenía antecedentes en la familia; cuarto, la amistad y la confidencia entre los hermanos Silvas era un hábito familiar, fortalecido por las trágicas circunstancias de la vida; y quinto, que, según veremos más adelante, la calumnia sobre relaciones incestuosas también era un hábito en la vieja y mezquina Santafé de Bogotá, esa aldea triste y sombría a la que Silva llamó alguna vez irónicamente "la culta capital".
Cuando José Asunción llegó a los 17 años estaba ya plenamente formado como poeta. Escribió entonces, para su amigo Diego Fallon, esta pieza admirable que certifica su extraordinaria maestría de creador y rinde culto a la eterna poesía de la naturaleza:

A Diego Fallon

Cuando de tus estancias sonorosas
Las solemnes imágenes
En los lejanos siglos venideros
Ya no recuerde nadie,
Cuando estén olvidados para siempre
Tus versos adorables,
Y un erudito, en sus estudios lentos,
Descubra a Núñez de Arce,
Aun hablarán a espíritus que sueñen
Las selvas seculares
Que se llenan de nieblas y de sombras
Al caer de la tarde.
Tendrán vagos murmullos misteriosos
El lago y los juncales,
Nacerán los idilios
Entre el musgo, a la sombra de los árboles,
Y seguirá forjando sus poemas
Naturaleza amante
Que rima en una misma estrofa inmensa
Los leves nidos y los hondos valles.

Entre los 18 y los 20 años de edad, viajó Silva por Europa, especialmente por Francia e Inglaterra. En París conoció a Mallarmé, el fundador del simbolismo, a quien reconoció como uno de sus más queridos maestros y con quien mantuvo una relación de correspondencia durante todo el resto de la vida. Asistió a sus tertulias, trató con lo más brillante y lucido de la joven intelectualidad francesa. No pudo conocer, hasta donde sabemos, a esa escandalosa pareja de amantes y genios de la literatura que fueron Paul Verlaine y Arthur Rimbaud, porque en aquellos años ellos estaban fuera de Francia. Pero es indudable que las historias en torno a estos dos poetas llegaron a sus oídos, porque eran el tema del día en los círculos literarios de Europa. Rimbaud era, por lo demás, un asiduo de las tertulias simbolistas y su destino de niño prodigio, bello y endemoniado fue, si cabe hacer una frase recurrente, un símbolo del simbolismo.
Durante su estadía en Europa trabó Silva conocimiento con el célebre Oscar Wilde y, según dicen los biógrafos, los dos llegaron a ser "buenos amigos". Y en este punto es de advertir que quienes me oyen ahora, en esta noche en que recordamos a nuestro querido poeta José Asunción Silva, deben abstenerse de pensar en la palabra "homosexualismo", porque este término es completamente tabú en las biografías de Silva y porque, además, se supone que en Colombia jamás ha habido un solo poeta con esas inclinaciones.
De regreso en Colombia, Silva intentó realizar una existencia abierta, socialmente activa, pero pronto encontró otra vez los obstáculos que ya se le habían opuesto durante la infancia. Las gentes lo miraban, envidiaban su hermosura y encontraban en sus modales el pretexto para rechazarlo o ridiculizarlo. Tomás Carrasquilla describe así su primer encuentro con Silva, en 1890:
Nocturno I
A veces cuando en alta noche
A veces, cuando en alta noche tranquila,
Sobre las teclas vuela tu mano blanca,
Como una mariposa sobre una lila
Y al teclado sonoro notas arranca,
Cruzando del espacio la negra sombra
Filtran por la ventana rayos de luna,
Que trazan luces largas sobre la alfombra,
Y en alas de las notas a otros lugares,
Vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,
Y en gótico castillo donde en las piedras
Musgosas por los siglos, crecen las yedras,
Puestos de codos ambos en tu ventana
Miramos en las sombras morir el día
Y subir de los valles la noche umbría
Y soy tu paje rubio, mi castellana,
Y cuando en los espacios la noche cierra,
El fuego de tu estancia los muebles dora,
Y los dos nos miramos y sonreímos
Mientras que el viento afuera suspira y llora!
.....................................................................................
¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,
cuando sobre las teclas vuelan tus manos!
Nocturno II
Poeta, di paso
Poeta!, di paso
Los furtivos besos!...
¡La sombra! Los recuerdos! La luna no vertía
Allí ni un solo rayo... Temblabas y eras mía.
Temblabas y eras mía bajo el follaje espeso,
Una errante luciérnaga alumbró nuestro beso,
El contacto furtivo de tus labios de seda...
La selva negra y mística fue la alcoba sombría...
En aquel sitio el musgo tiene olor de reseda...
Filtró luz por las ramas cual si llegara el día,
Entre las nieblas pálidas la luna aparecía...
Poeta, di paso
Los íntimos besos!
¡Ah, de las noches dulces me acuerdo todavía!
En señorial alcoba, do la tapicería
Amortiguaba el ruido con sus hilos espesos
Desnuda tú en mis brazos fueron míos tus besos;
Tu cuerpo de veinte años entre la roja seda,
Tus cabellos dorados y tu melancolía
Tus frescuras de virgen y tu olor de reseda...
Apenas alumbraba la lámpara sombría
Los desteñidos hilos de la tapicería.
Poeta, di paso
El último beso!
¡Ah, de la noche trágica me acuerdo todavía!
El ataúd heráldico en el salón yacía,
Mi oído fatigado por vigilias y excesos,
Sintió como a distancia los monótonos rezos!
Tú mustia yerta y pálida entre la negra seda,
La llama de los cirios temblaba y se movía,
Perfumaba la atmósfera un olor de reseda,
Un crucifijo pálido los brazos extendía
Y estaba helada y cárdena tu boca fue mía!



LA VIDA DE RUBÉN DARÍO:
El poeta que hoy se conoce como Rubén Darío, padre del modernismo, nació con el nombre Félix Rubén García Sarmiento en Metapa (hoy Ciudad Darío), Nicaragua en 1867. De niño, sus padres se separaron y su madre fue a vivir con otro hombre en Honduras, dejando a Darío al cuidado de sus tíos abuelos. El poeta eventualmente decidió usar el antiguo apellido familiar Darío.
Educado por los jesuitas, Darío fue un lector precoz y comenzó a escribir sus primeros verso a temprana edad. De hecho, publicó su primer poema a los 13 años en un periódico local.
En 1887, después de haberse trasladado a Chile, logró publicar su primer libro de poemas Abrojos. El año siguiente salió Azul . . . , uno de sus libros más importantes, marcando el comienzo del modernismo. Además de poeta, fue corresponsal para el diario La Nación, de Buenos Aires, y luego director del diario La Unión, en El Salvador. Fue en este país, donde contrajo matrimonio con Rafaela Contreras en 1890. Un año después, nació su primer hijo, Rubén Darío Contreras.
En 1892, el poeta viajó por primera vez a Madrid, dando comienzo a una vida de trotamundos, alternando entre París, Madrid y países latinoamericanos. Colaboró con periódicos importantes y desempeñó varios cargos diplomáticos, entre ellos: cónsul honorífico de Colombia, en Buenos Aires, ciudad en la que publicó Prosas profanas y otros poemas; y embajador de Nicaragua en Madrid, donde publicó Cantos de vida y esperanza (1905).
A nivel personal, tampoco había mucha estabilidad. Su esposa falleció en 1893 y ese mismo año el poeta se casó con Rosario Murillo. En Madrid comenzó una relación con Francisca Sánchez del Pozo, estando aún casada con Rosario. Con Francisca tuvo cuatro hijos, pero sólo uno, Rubén Darío Sánchez, sobrevivió más allá de la infancia. Llevó una vida de embriaguez, mujeres y desenfreno. Por varios años luchó contra el alcoholismo, perjudicando su salud, y en 1916 cayó enfermo y falleció a los 49 años de edad en su Nicaragua natal.
A pesar de su muerte prematura, fue un escritor prolífico y considerado uno de los mejores poetas de la lenugua española. Sus obras más importantes son Azul, Prosas profanas y otros poemas, y Cantos de vida y esperanza.

LO FATAL

A René Pérez.

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!

NOCTURNO

A Mariano de Cavia.

Los que auscultasteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero rüido...

En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
sabréis leer estos versos de amargor impregnados...

Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!

Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.


martes, 11 de noviembre de 2014

LA RELATORIA GRADO 11

La Relatoría
La relatoría es un texto que resulta de un proceso de investigación bibliográfica realizado antes de una clase o de un seminario.

Se trata de una conferencia corta que se dirige a todos los miembros del seminario, no sólo al profesor. Busca despertar el interés de los participantes, ofrecer algo nuevo y enriquecer a los demás con la investigación y postura personal. El relator estimula y activa la reflexión del grupo, poniendo de relieve los puntos clave de la discusión.

El relator debe despertar el interés de sus compañeros y exponer el tema de manera sugestiva pero rigurosa. Debe ser consciente de que a partir de esta exposición girará la jornada de trabajo.

Debe abarcar cuatro aspectos:
- Temática del texto
- Organización del texto
- Cómo ocurrió el proceso de lectura
- Relación con el tema o la pregunta tratados

Se compone de:
1.       Encabezado:
-          Logo de la Cue
-          Título
-          Información del relator
-          Referencia bibliográfica según normas APA
2.       Introducción:
-          Presentación del texto
-          Contextualización breve del autor
-          Marco temático en el que se realiza la relatoría
-          Intención comunicativa (informar, demostrar, argumentar, rebatir, etc.)
3.       Campo temático:
-          Tesis o propuesta del autor del texto
-          Cómo está sustentada
-          Qué conclusiones pueden sacarse
-          Cuál es la intención del autor del texto
-          Plantear preguntas sobre aspectos poco claros
4.       Estructura textual  (cómo está escrito el texto): 
-          Organización y secuencia de las ideas
-          Inductivo/deductivo
-          Vocabulario pertinente
-          Evidencia de lo argumentado
5.       Proceso de lectura del texto:
-          Qué ideas nuevas descubrió
-          Qué concepciones cambió
-          Qué citaría o resaltaría del texto
-          Qué resultó confuso o no comprendió
-          Qué requiere una mejor lectura
6.       Conclusión:
-          Relación del texto con el contexto del relator
-          Cómo afecta el texto su formación profesional
-          Qué procesos creativos le sugiere
-          Cómo interpreta el texto desde su experiencia



Ejemplo para realizar una Relatoría de un texto
Por Raúl de J. Roldán Álvarez
Tomado de: Alma Mater-Universidad de Antioquia-Secretaría General, Departamento de Información y prensa. Colección Documentos No.4-Medellín, noviembre de 1999.


“Límites del ensayo académico”  Por Jaime Alberto Vélez
Relatoría realizada por Raúl de J. Roldán Álvarez

     1. Primer momento: “Sobre la temática del texto”
a.  ¿Cuál es la tesis propuesta por el autor?

El autor (Jaime Alberto Vélez) se propone despejar las causas que han llevado a la confusión del término ensayo en los círculos académicos, el proceso que se debe adelantar antes de ser asumido como medio de expresión y las cualidades intrínsecas que lo caracterizan frente a otras formas de transmisión del saber.

b.    ¿Cómo se desarrolla el esquema argumentativo del texto?

El autor argumenta su tesis o propósito a través de los siguientes puntos:

§  Planteamiento del problema: La indefinición y demanda indiscriminada del ensayo como medio de expresión por parte de los actores de los círculos académicos ha llevado a la no diferenciación del término con la consecuente confusión sobre sus alcances como género de escritura.
§  La práctica del ensayo debe estar antecedida por un proceso de aprendizaje de los contenidos a tratar y no ser establecida como el inicio que nos conduce al saber.
§  El ensayo no se puede convertir en un medio de evaluación del saber de los estudiantes, aunque alguna concepción pueda entenderlo como un “intento” de aprendizaje.
§  El ensayo no se puede confundir con otras formas de expresión tales como el resumen y el informe.
§  Para escribir un ensayo se debe contar con competencia crítica.
§  La plena conciencia de las normas y técnicas del medio contribuye a su fácil ejecución.
§  La desinformación acerca de las calidades del ensayo hace que los contenidos tratados queden supeditados al azar.
§  “Cualquier saber implica fundamentalmente, conocer el modo de expresarlo”.
§  Se debe buscar el ajuste perfecto entre expresión y pensamiento.
§  El ensayo consiste en una creación insuperable en su campo.
§  No existe ensayo sin público lector.
§  Lenguaje y pensamiento determinan la evolución o decadencia de un idioma.
§  El ensayo no debe cumplir una función cosmética de lo que se analiza, de las opiniones o comentarios.
§  El ensayo procede en intensidad de manera vertical en su exposición argumental mientras el trabajo académico actúa de forma horizontal en extensión.
§  El ensayo debe comportar libertad para quien lo escribe mientras las actividades académicas se escriben por solicitud.
§  “(...) el gran ensayo pugna contra la deshumanización e intenta encontrar un punto efectivo de unión con el ser humano concreto”.
§  “El ensayo debe evitar abrumar al lector”.
§  La falta de conocimiento de las técnicas sobre el ensayo no es sólo de aquel que intenta usarlo sino de todo el sistema educativo.

d.    ¿Cuáles son las conclusiones que propone el autor, el texto o la teoría?

Las conclusiones que propone el Autor son:

§  El ensayo debe erigirse más bien en resultado de un proceso gradual de aprendizaje y no propiamente en su inicio: el ensayo es un género de madurez.
§  Carece de competencia para escribir un ensayo quien no posee habilidades para redactar una reseña y, mucho menos, una reseña crítica.
§  Cualquier saber implica fundamentalmente conocer el modo de expresarlo: las normas y las técnicas.
§  En el ajuste perfecto entre el pensamiento y su expresión radica el proceso mismo de la configuración de las ideas.
§   Un buen ensayo científico consiste en una creación insuperable en su campo, que ningún literato, por más habilidad que posea, podría escribir mejor.
§  Son virtudes del ensayo la claridad, la gracia y la agudeza.
§  La aniquilización del ensayo como forma de expresión se sustenta en la ausencia de un contenido específico que responda qué es ensayo y qué no lo es.
§  El trabajo académico opera de forma horizontal y en extensión, el ensayo en intensidad y verticalidad: la intensidad propia de un buen ensayo contrasta con la exposición extensa que caracteriza la labor académica.
§  Un buen ensayo posee un carácter libre, la mayoría de los trabajos académicos se escriben por encargo.
§  Todas las formas de expresión del saber pueden utilizar tanto la exposición como la argumentación como sustento; lo que los diferencia del ensayo es que éste es también un experimento.
§  El ensayo pugna contra la deshumanización e intenta encontrar un punto efectivo de unión con el ser humano concreto.
§  Para escribir un ensayo se requiere un ser humano informado, con sensibilidad y con criterio propio.

2.    Segundo momento: “Sobre la organización del texto”

a.   ¿Cuál es el sentido e implicaciones del título?



Del título podemos deducir dos propósitos fundamentales como presuntas líneas de desarrollo del texto: la primera, dirigida a establecer las opiniones académicas que restringen el uso del ensayo como forma de expresión de lo científico; y la segunda, de carácter metodológico, orientada a determinar el alcance del ensayo académico frente a otros modos de expresión del saber (reseñas, informes, y otros).

Se puede inferir de los propósitos como problema general a plantear en el texto, el desconocimiento que se tiene del ensayo por parte de quienes lo demandan y consumen de los contenidos, de los alcances y características del mismo como forma de expresión de las ideas.

 b.  ¿De qué manera el uso del lenguaje incide en la profundidad, claridad y autoridad del texto o del autor?

El discurso argumentativo utilizado por el autor se sustenta en  la estrategia que se ha denominado argumentación modelo/antimodelo. A través de esta estrategia el autor se propone desmontar lo qué se entiende en los círculos académicos por ensayo y, para ello, recurre a establecer las condiciones qué se deben cumplir para hacer del ensayo el producto de todo un proceso de aprendizaje; o sea, en un modelo a seguir.

A su vez, utiliza la deducción, en el marco del modelo propuesto, para establecer a partir de ciertos requisitos o fundamentos propios del ensayo las características de un fenómeno de confusión que se viene presentando en la definición de los contenidos del término.

En general, el esquema argumentativo utilizado por el autor apoya el mejor uso de su competencia lingüística y comunicativa y sustenta comprensiblemente las conclusiones a las que llega.

3.    Tercer momento: “Sobre el proceso de lectura”

a.    ¿Qué nuevas ideas descubrió? ¿Qué necesidades, inquietudes o preguntas surgieron a partir de los planteamientos del autor?:

El más importante aporte que el texto opera en el lector es el relacionado con la visión del ensayo como el producto de un proceso de aprendizaje: una forma de transmisión del saber para aquellos que ya cuentan con madurez intelectual y tienen la competencia para aportarle a las demandas de este género.

La didáctica relacionada con la construcción de un ensayo, se clarifica en el texto cuando el autor establece qué debe hacerse primero y qué después antes de abordar la forma de expresión en mención.

Con las cualidades y características que diferencian el ensayo de otros géneros escriturales, el autor se apropia de una explicación que responde a una importante demanda tácita recurrente en los círculos académicos.

b.    ¿Qué no entendió o no puede relacionar con el texto?

En el párrafo 29, el autor realiza la siguiente consideración: “Ante la ciencia, como se sabe, el individuo como tal no representa nada, ni a nadie, pero ante el ensayista científico se convierte en interlocutor –en el único posible- por mediación sobre todo del punto de vista adoptado. En este caso, el individuo siente que el ensayo se escribió para él, pues una de las peculiaridades de esta clase de ensayista consiste en que evita a toda costa abrumar al lector”.

En torno a esta consideración, consideramos al autor un tanto desactualizado.

Es preciso aclarar que en el discurrir irregular del siglo XX, un sinnúmero de puntos de vista han venido a cuestionar y replantear las consideraciones epistemológicas de la ciencia; y, por tanto, aquella teoría del conocimiento que confirmaba, con ciertos  hechos, principios de la mecánica newtoniana que fueron análogamente aplicados a la interpretación fenomenológica no sólo en la física sino también en el área de las humanidades, consideran hoy que “el observador modifica todo aquello que observa” y que precisamente del ángulo en que se sitúe se le presentará tan sólo un aspecto de la realidad que pretende aprehender de forma global.

De igual forma, el principio de causa y consecuencia, las etapas de cuantificación que colocaban de lado los procesos de cualificación y toda una serie de atributos de la ciencia cartesiana vienen hoy siendo seriamente cuestionados en beneficio de un nuevo lenguaje en donde sincronización, complejidad, transdiciplinariedad ya forman parte de los nuevos modos de saber. En todo estos nuevos modos de saber el individuo no es sólo fin sino también medio.

c.    ¿Qué ideas se hace necesario citar del texto?

§  c.1.  El ensayo debe erigirse más bien en resultado de un proceso gradual de aprendizaje y no propiamente en su inicio: el ensayo es un género de madurez.
§  c.2.  “Un buen ensayo científico consiste en una creación insuperable en su campo, que ningún literato, por más habilidad que posea, podría escribir mejor”.
§  c.3.  El trabajo académico opera de forma horizontal y en extensión, el ensayo en intensidad y verticalidad: la intensidad propia de un buen ensayo contrasta con la exposición extensa que caracteriza la labor académica.
§  c.4.  Todas las formas de expresión del saber pueden utilizar tanto la exposición y la argumentación como sustento; lo que los diferencia del ensayo es que éste es también un experimento.
§  El ensayo pugna contra la deshumanización e intenta encontrar un punto efectivo de unión con el ser humano concreto.
 d.  ¿Cómo fue su proceso de lectura? ¿Qué estrategias empleó para comprender el texto y relacionarlo con sus intereses?
                                      
d.1. Inicialmente realicé un borrador de un sencillo comentario de texto basado en el siguiente derrotero:

§  Lectura del texto
§  Resumen significativo del texto
§  Análisis del texto
§  Contextualización
§  Una sencilla valoración crítica del texto
§  Para llegar a través de este proceso a responder  las preguntas.

d.2.  Estrategias:
              
§  Se cotejaron los argumentos y conclusiones del texto en ensayos clásicos como los de Montaigne, para determinar la validez de lo argumentado.
§  Se aplicaron los mismos principios expresados por el autor en el texto de lo que se entiende por ensayo en su mismo texto.