ESPECIALIZACIÓN INFORMÁTICA EDUCATIVA

sábado, 5 de marzo de 2016

DERECHOS HUMANOS EN LA HISTORIA

EL ABUSO DEL PODER Y LA REPARACIÓN


PAOLA ANDREA PIMIENTA VALENCIA
MARZO 2016
UNIVERSIDAD CATÓLICA
ESPECIALIZACIÓN EN INFORMÁTICA EDUCATIVA
DERECHOS HUMANOS EN EDUCACIÓN E INFORMÁTICA



EL ABUSO DEL PODER Y LA REPARACIÓN
El proceso de paz en Colombia es un tema que tiene al país en debate, unos lo aceptan otros no, de todas formas es un proceso del que el país no se salva, de ese parto nacerá la paz, eso sí, no se sabe qué tipo de paz. 
En la historia hay referentes acerca de restauración de derechos, ya que de esto se trata en parte este proceso de paz, de los cuales se puede aprender, acciones reparadoras que se han llevado a cabo a través del tiempo en diferentes contextos y conflictos sociales como lo pudimos ver en el video “El largo camino de la noche al día”, que configura el paso hacia la libertad de los africanos en su propia tierra.
 En Colombia, en cambio se trata por fin de darle la cara a lo que acecha como sombra y pesadilla, a lo que ha pesado durante más de cincuenta años de guerra, destapar la olla podrida, remover tierra para encontrar muertos o los huesos de esos muertos, escudriñar en heridas que aunque viejas, no han sido cerradas, algunas llagas que cuando se tocan remueven profundos pesares.
Cabe preguntar, cuántos derechos humanos fueron violados durante la guerra en Sudáfrica, el de la libertad, el de la libre expresión, el de la vida, por no nombrar otros que deben ser igual de importantes.
Cabe recordar en cual contexto se dio la amnistía en Sudáfrica y por cual hombre se llevó a cabo, Nelson Mandela, prócer y mártir de una causa que le costó muchos años de cárcel, de alguna manera, Mandela era la voz de un pueblo entero, como lo dijo en una de sus cartas “mi libertad es inseparable de la de mi pueblo”[1]  La amnistía alcanzó a ser un proyecto importante de su gobierno:
“Todo autor de violaciones de derechos humanos durante el periodo bajo investigación, que se presentara ante la Comisión y confesara sus crímenes se le concedería, bajo ciertas condiciones, amnistía. 7,115 personas se presentaron ante la Comisión. Sin embargo, se considera que los perpetradores que se abstuvieron de presentarse ante la Comisión fueron más numerosos que aquellos que lo hicieron y que la mayoría de los individuos que testificaron omitieron confesar todos sus crímenes. De estas 7,115 personas, 5,392 fueron negadas la amnistía.”[2]
Sin duda en la comparación con Colombia termina siendo odiosa, en vista de que Santos vs FARC no han sido próceres, sino para su propia causa, (tradúzcase intereses) y que las víctimas no tienen voz o son difundidas con reservas, pues en medio de aparatajes políticos o grupos armados, no se ven intenciones de un verdadero cambio en Colombia, como si se vio de buena fe en Mandela.
En una aura de esta especie, la de Mandela y sus ideales, que se traducen en los de muchos,   la amnistía se hace posible cuando él mismo, decide dialogar con sus enemigos y agresores por siglos, los hombres blancos “Se debe creer en la integridad del otro hombre, sólo así es posible negociar”[3]
En este orden de ideas el camino para el perdón por parte de los padres de Amy Biehl estaba abonado y como bien lo manifiestan ellos, en conmemoración a su hija y su lucha por la igualdad, logran entrar en el umbral del perdón;  llevar esto a Colombia,  destapa heridas profundas, arraigadas en un imaginario colectivo y en una historia que arrastra  un sin número de injusticias sociales, que hoy en día, se siguen perpetuando a la vista de un país que si bien no está dormido,   deja hacer y  deshacer a sus dirigentes que ostentan y repiten un poder de pocos y para pocos.
Hoy en día Colombia, o la población interesada en el tema, entiende que la guerra aquí, no es por las FARC, es por la injusticia social, cada vez se ven brechas de pobreza profunda, la falta de educación, la posibilidad de comer hoy o no, de sobrevivir o no, lleva a la población lo mismo  a vender su voto, a dejarse enredar por discursos,  que a matar, a robar o prostituirse; hay quienes hoy todavía miran esta clase de pensamiento como comunista, mamerto, izquierdoso, cuando es un pensamiento básico de justicia en una democracia, buscar el bien común, en donde se supone que la soberanía es del pueblo.
Sin embargo según los ensayos y protocolos que se han llevado a cabo para la reparación de víctimas en Colombia en medio del proceso de paz y teniendo en cuenta los mismos gestos simbólicos de reparación de las FARC ante sus delitos, se puede pensar que de alguna manera esto podrá hacerse y que las personas directamente afectadas por la violencia, tendrán oportunidad de ser escuchadas, de ser restituidas a la vez que ellas misma lo hacen con los victimarios.
“Dicen que el perdón es lo divino y que raras veces suele ser humano”, esta situación genera ante todo pasiones, agresividades escondidas, porque se trata de reconciliarse con el monstruo enemigo y de otorgarle o de devolverle su condición humana, ya no concebirlo como alguien que pasó el límite de lo sagrado, que violó todo acuerdo de convivencia, alguien quien entro a casa con violencia y se llevó gran parte de la vida de las víctimas, poniendo en entredicho a la naturaleza humana.
Es restituirle también de alguna manera su condición de hombre al victimario, pero es a la víctima a la que le corresponde esto y que alcanza con un solo gesto lo más sublime del alma humana.
El presidente hará su parte, las FARC tendrán lo suyo, pedirán su perdón y serán perdonados, a ellos, a los que perdonen, serán el ejemplo de esta tierra, serán nuestros héroes.
Es a Colombia, es decir a la población  “acostumbrada a ser la más feliz”, la más luchadora, la que sostiene los últimos barrotes de la columna para no naufragar en el caos, es a esa gente, la que un día desintegró a su propia familia para tomar el camino de las armas, aita de venganza y justicia a la que le toca hoy en medio del abandono del estado o de sus representantes, construir como una preciosa artesanía la paz, no la de Santos, no la de las FARC, no la de los medios de comunicación, sino la paz que a diario construimos, recuperando espacios que solo le han dejado  a la guerra, a la venganza, ahí donde ha faltado la mano poderosa del estado, en la mayoría de población colombiana ahí se debe construir la paz.
Sin duda podemos enumerar similitudes con la situación sudafricana y la que se ha vivido en Colombia, pero prevalecería una, la injusticia social, la opresión de la mayoría por parte de un grupo reducido, la exclusión de la participación en el país,  la de un sistema opresor, injusto y excluyente, que ha dado nacimiento a  las guerrillas ,  y no solamente a ellas , también a grupos humanos verdaderamente segregados que se han dedicado, lejos de tener formación política, a la delincuencia, el narco y microtráfico, grupos que  hoy en día están formados por adolescentes o jóvenes sin oportunidades.
Para concluir la enseñanza que deja esta historia muestra  que la lucha por la supervivencia, la explotación del hombre por el hombre, el destierro, convierten al inocente en fiera, al desprotegido en bestia, se trata de una vida oprimida, de hambre, de injusticia,  no obstante  a punta de injusticias el hombre ha aprendido a darle la cara al hombre, a escuchar al hombre, a reconocer la diferencia en el hombre, un larguísimo camino a la reconciliación, lo que nos muestra que el ser humano está por hacerse y de que no hay blancos ni negros, que los matices nos definen y  que los pocos no tienen privilegios sino sólo aquello que han alcanzado por la fuerza y la violencia.
En este sentido el proceso de paz es una escuela de la sensibilidad que nace del dolor,  del reconocimiento del sufrimiento del otro, pero ante todo una evidencia de la injusticia y la desigualdad, por creer al otro merecedor de menos, el camino de la noche al día parece más largo de lo que ya ha sido.








[1] Calmettes Joel.  Nelson Mandela, En nombre de la libertad, ocumental.  13 Production-RTBF Dragons films 2009
[2] TRIAL. Comisión de la Verdad y de la Reconciliación de Sudáfrica
http://www.trial-ch.org/es/recursos/comisiones-de-la-verdad/africa/sudafrica.html
[3] Calmettes Joel.  Nelson Mandela, En nombre de la libertad, ocumental.  13 Production-RTBF Dragons films 2009