ESPECIALIZACIÓN INFORMÁTICA EDUCATIVA

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Grado 10. Obra de Edgar Allan Poe

El corazón late con violencia por los pasos rápidos y ruidosos que nos siguen mientras atravesamos una calle oscura. Tropezamos y caemos al suelo a causa de la carrera fantasmal y enloquecida de un gato negro. Un ruido extraño se oye en la penumbra nocturna de nuestra casa. ¿Será una rata? ¿Un fantasma? ¿Un ladrón? ¿Un ser monstruoso?
Entre 1830 y 1849, el escritor y poeta norteamericano Edgar Allan Poe describió escenas como éstas, en historias donde el crimen, el misterio y el terror se adueñaban de las fantasías colectivas de los habitantes de las grandes ciudades. Los centros urbanos reflejaban cambios: en algunos años, los pueblos con pocas casas, poca gente y pocas calles se habían transformado en ciudades con edificios de más de una planta, nuevas multitudes y mapas que parecían laberintos. Así, como testigo del crecimiento de centros como Baltimore, Filadelfia y, fundamentalmente, Nueva York, Poe hizo de la ciudad un gran enigma por resolver, con hogares que eran más bien cárceles o trampas mortales, con vecinos que podían ser locos, ladrones o asesinos, con calles que se convertían en callejones oscuros y sin salida. Del pueblito seguro y familiar se pasaba a la metrópoli insegura y extraña en la que conviven diferentes culturas, costumbres y clases sociales.
Poe imaginó y puso en palabras por primera vez temas, mitos y miedos urbanos que hoy resultan habituales. En sus cuentos surgen nuevos tipos o personajes, como el detective racional y deductivo, el policía lento e ineficaz, el criminal desafiante, inteligente y obsesivo o el animal domesticado que se humaniza y se venga del maltrato de su amo.
Sin embargo, este genio de la literatura norteamericana creó algo más: lo que hoy llamamos "cuento moderno", y los relatos de género como el policial, el cuento de terror e incluso el de ciencia ficción. Así, junto con otro escritor de su época al que admiraba mucho, Nathaniel Hawthorne, Poe pensó y dio forma definitiva a lo que hoy se conoce como cuento. Propuso a este "relato corto" como una suerte de composición o mecanismo de relojería que cuenta historias atrapantes y debe funcionar con exactitud. El buen cuento, según estas reglas, debe ser breve ("leerse de un tirón", diría Poe), impactante por su tema y su atmósfera oscura, intenso por el orden o el modo en que se cuenta la historia (lo que hoy se llama "tener suspenso") y efectista por el final. El cuento se convierte de este modo en una estructura cerrada y compacta, donde cada parte, cada palabra, debe ocupar su lugar exacto al servicio de una lectura intensa y nerviosa, culpable muchas veces de noches de insomnio.
Muchos escritores argentinos leyeron con gran admiración a Edgar Allan Poe, entre otros Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Abelardo Castillo. En su literatura puede notarse la influencia del gran escritor norteamericano; han tomado de él temas, climas o su propuesta acerca de cómo escribir un cuento. Poe también influyó en historietas como TintinBatman o X-men, y en todo lo relacionado con la ciencia ficción y el género fantástico, desde la serie de Star Wars (por ejemplo el personaje Darth Vader) hasta la película El planeta de los simios.
Para entrar al mundo de Poe, nada mejor que algunos de sus cuentos magistrales. Quienes se interesen por el género policial pueden comenzar leyendo "Los crímenes de la calle Morgue", "El misterio de Marie Roget" o "La carta robada". Los que prefieran el terror pueden abordar "El corazón delator", "El entierro prematuro" o "El gato negro". Y luego, a tratar de dormir y tener felices sueños.

Su época

El mundo a comienzos del siglo XIX
Tiempo de grandes cambios
Estampilla de Boston, siglo XIX
En los últimos decenios del siglo XVIII, el mundo sufrió cambios sustanciales y bastante rápidos. La Revolución Industrial, que tuvo lugar en Inglaterra, modificó las historias nacionales y las relaciones internacionales entre los países.
La revolución tecnológica estuvo precedida por importantes cambios económicos. En el centro y occidente de Europa, por ejemplo, los mercados locales y regionales se desarrollaban con gran rapidez. El abundante éxodo de pobladores rurales, que buscaban otro estilo de vida, acrecentaba la población de los centros urbanos. Allí, todos se transformaban en compradores forzados de alimentos y de otros productos indispensables, y el mercado interno crecía. Por su parte, el mercado internacional se ampliaba sin cesar, y estimulaba la producción de bienes.
En el campo de las ideas políticas, la realidad se presentaba contradictoria. La Revolución Francesa, que había proclamado los derechos del hombre y del ciudadano, daba paso a los gobiernos de monarquía centralizada, que rápidamente se extendieron por el continente europeo. En América, la independencia de los Estados Unidos había dado origen a una república con instituciones muy estables, pero basada en la esclavitud.
El surgimiento de la burguesía en Europa

La burguesía industrial, nacida de las transformaciones económicas recientes, exigía al Estado que se suprimieran todos los obstáculos que limitaban su capacidad de producir, de vender y de ganar. Surgía una nueva doctrina económica: el liberalismo. Este triunfo de la burguesía en el plano económico fue acompañado por la difusión en la sociedad europea de los valores burgueses, apoyados en una fuerte confianza en el progreso material que prometía la industrialización. ¿Cuáles eran estos valores? Entre otros: la convicción de que los hombres eran los únicos responsables de su propio destino; una sólida fe en la ciencia y en la propiedad privada. Así, todo lo que alterara el orden "natural" de las cosas era visto como una amenaza misteriosa.
Esta confianza en el progreso, que descansaba en un cierto bienestar económico, abrió las posibilidades del ascenso social. ¿Cómo se lograba? Básicamente a partir de hacer buenos negocios, de contar con una educación que permitiera acceder a una profesión o de seguir la carrera militar. Sin embargo, para el común de la gente de la época -que no contaba con recursos económicos-, el ascenso social era simplemente un sueño.
La sociedad en Estados Unidos
La revolución burguesa no fue igual en todo el mundo. Después de su independencia, en 1776, los Estados Unidos se mantuvieron al margen del acontecer político mundial para dedicarse a su consolidación interior.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, esta joven nación experimentó su propio desarrollo, su propia revolución. Como resultado de un gran avance técnico, se crearon las bases de la división de la economía norteamericana. Las fértiles tierras del Noroeste se destinaron a la agricultura, mientras que las industrias se localizaron en el Nordeste. Allí se multiplicaban las ciudades y se acumulaba el capital. Mientras tanto, el sur se dedicaba a la producción de algodón, tabaco y arroz. Esta especialización de la economía, unida al aprovechamiento integral de las diferentes regiones, impulsó de manera vigorosa el desarrollo industrial de los Estados Unidos.
La aparición de los extraños
Aviso publicado en un periódico de la época
Con el aumento de la población en los centros urbanos, el mundo cambió su fisonomía. La geografía de las ciudades se modificó, y con ella, la vida de la gente. Allí donde antes había poblados, donde todas las familias se conocían entre sí, surgieron, de pronto, las multitudes anónimas. Con la consolidación de las naciones vinieron también sus instituciones de control, como la policía. Rápidamente se desarrollaban nuevas formas de identificar tanto a las personas como a los lugares y las propiedades. En las ciudades, la gente empezó a acreditar su identidad, y las calles comenzaron a tener nombre y número. Por las noches, los nuevos faroles de gas creaban sombras fantasmales en las calles. Nacía el miedo a los extraños, a lo desconocido que acechaba muy cerca, a las amenazas que podían ocultarse detrás de cualquier puerta o de cualquier rostro, a la vuelta de cualquier esquina.