ESPECIALIZACIÓN INFORMÁTICA EDUCATIVA

lunes, 22 de septiembre de 2014

Cronica de Indias, grado 8

Proemio
Aunque ha habido españoles curiosos que han escrito las repúblicas del Nuevo Mundo, como la de México y la del Perú y las de los otros reinos que aquella gentilidad, no ha sido con la relación entera que de ella se pudiera dar, que lo he notado particularmente en las cosas que del Perú he visto escritas, de las cuales, como natural de la ciudad del Cuzco, que fue otra en aquel Imperio, tengo más larga y clara noticia que la que hasta ahora los escritores han dado. Verdad es que tocan muchas cosas de las muy grandes que aquella república tuvo.

Por lo cual, forzado del amor natural de la patria, me ofrecí al trabajo de escribir estos
Comentarios, donde clara y distintamente se verán las cosas que en aquella república había antes de los españoles, así en los ritos de su vana religión como en el gobierno que en paz y en guerra sus Reyes tuvieron, y todo lo demás que de aquellos indios se puede decir (. . .).

El origen de los incas reyes del Perú.
Viviendo o muriendo aquellas gentes de la manera que hemos visto, permitió Dios Nuestro que de ellos mismos saliese un lucero del alba que en aquellas oscurísimas tinieblas les diese alguna noticia de la ley natural y de la urbanidad y respetos que los hombres debían tenerse unos a otros, y que los descendientes de aquel, procediendo de bien en mejor cultivasen aquellas fieras y las convirtiesen en hombres, haciéndoles capaces de razón y de cualquier buena doctrina, para que cuando ese mismo Dios, sol de justicia, tuviese por bien de enviar la luz de sus divinos rayos a aquellos idólatras, los hallase, no tan salvajes, sino más dóciles para recibir la fe católica y la enseñanza y doctrina de nuestra Santa Madre Iglesia Romana, como después acá lo han recibido, según se verá lo uno y lo otro en el discurso de esta historia; que por experiencia muy clara se ha notado cuánto más prontos y ágiles estaban para recibir el Evangelio los indios que los reyes Incas sujetaron, gobernaron y enseñaron, que no las demás naciones comarcanas donde aún no había llegado la enseñanza de los Incas, muchas de las cuales se están hoy tan bárbaras y brutas como antes se estaban, con haber
setenta y un años que los españolé entraron en el Perú. Y pues estamos a la puerta de este gran laberinto, será bien pasemos a adelante a dar noticia de lo que en él había. Después de haber tomado muchos caminos para entrar a dar cuenta del origen y principio de los Incas Reyes naturales que fueron del Perú, me pareció que el camino más fácil y llano era contar lo que en mis niñeces oí muchas veces a mi madre y a sus hermanos y tíos a otros sus mayores acerca de este origen y principio (.)

Es así que, residiendo mi madre en el Cuzco, su patria, venían a visitarla casi cada semana los pocos parientes y parientas que de las crueldades y las tiranías de Atahualpa (como en su vida contaremos) escaparon, en las cuales visitas siempre sus más ordinarias pláticas eran tratar del origen de sus Reyes, de la majestad de ellos, de la grandeza de su Imperio de sus conquistas y hazañas, del gobierno que en paz y en guerra tenían, de las leyes que tan en provecho y favor de sus vasallos ordenaban. En suma, no dejaban cosa de las prósperas que entre ellos hubiese acaecido que no la trajesen a cuenta. De las grandezas y prosperidades pasadas venían a las cosas presentes, lloraban sus Reyes muertos, enajenado su Imperio y acabada su república,
etc. Esta y otras semejantes pláticas tenían los Incas PalIas en sus visitas, y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversación en lágrimas y llanto, diciendo: "Trocósenos el reinar en vasallaje... “etcétera. En estas pláticas yo, como muchacho, entraba y salía muchas veces donde ellos estaban, y me holgaba de las oír, como huelga los tales de oír fábulas.

Pasando pues días, meses y años, siendo ya yo de diez y seis o diez y siete años, acaeció que,
estando mis parientes un día en esta su conversación hablando de sus Reyes y antiguallas, al más anciano de ellos, que era el que daba cuenta de ellas! le dije: -Inca, tío! pues no hay escritura entre vosotros, qué es lo que guarda la memoria de las cosas pasadas, ¿qué noticia tenéis del origen y principio de nuestros Reyes? Porque allá los españoles y las otras naciones, sus comarcanas, como tienen historias divinas y humanas, saben por ellas cuándo empezaron a reinar sus Reyes y los ajenos y al trocarse unos imperios en otros, hasta saber cuántos mil años ha que Dios crió el cielo y la tierra, que todo esto y mucho más saben por sus libros.

Empero vosotros, que carecéis de ellos, ¿qué memoria tenéis de nuestras antiguallas?, ¿quién fue primero de nuestros Incas?, ¿cómo se Ilamó, ¿qué origen tuvo su linaje?, ¿de qué manera empezó a reinar", ¿con qué gente y armas conquistó este gran Imperio", ¿qué origen tuvieron nuestras hazañas? El Inca, corno holgándose de haber oído las preguntas, por el gusto que recibía de dar cuenta de ellas, se volvió a mí y me dijo: -Sobrino, yo te las diré de muy buena gana; a ti te conviene oírlas y guardarlas en el corazón (es frase de ellos por decir en la memoria). En los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves eran unos grandes montes y breñales, y las gentes vivían como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodón ni lana para hacer de vestir; vivían de dos en dos y de tres en tres, corno acertaban a juntarse en las cuevas y resquicios de peñas y cavernas de la tierra. Comían, como bestias, yerbas del campo, raíces de árboles y la fruta inculta que ellos daban de suyo y carne humana. Cubrían sus carnes con hojas y cortezas de árboles y pieles de animales; otros andaban en cueros. En suma, vivían corno venados y salvajinas, y aun en las mujeres se habían como los brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas. Adviértase, porque no enfade el repetir tantas veces estas palabras: "Nuestro Padre el Sol", que era lenguaje de los Incas y manera de veneración y acata- miento decirlas siempre que nombraban al Sol, porque se preciaban y descender de él, y al que no era Inca no le era lícito tomarlas en la boca, que fuera blasfemia y lo apedrearan. Dijo el Inca: -Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he dicho, se apiadó y hubo lástima de ellos y envió del cielo a la tierra un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinas en el conocimiento de Nuestro Padre el Sol, para que lo adorasen y tuviesen por su Dios y para que le diesen preceptos y leyes en que viviesen como hombres en razón y urbanidad, para que habitasen en casas y pueblos poblados, supiesen labrar las tierras, cultivar las plantas y mieses, criar los ganados y gozar de ellos y de los frutos de la tierra corno hombres racionales y no como bestias. Con esta orden y mandato puso Nuestro Padre el Sol estos dos hijos suyos en la laguna Titicaca, que está ochenta leguas de aquí, y les dijo que fuesen por do quisiesen y, doquiera que parasen a comer o a dormir, procurasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara en largo y dos dedos en grueso que les dio para señal y muestra, que, donde aquella barra se les hundiese con solo un golpe que con ella diesen en tierra, allí quería el Sol Nuestro Padre que parasen e hiciesen su asiento y corte.
Libro 1, Capítulo Xv, Inca Garcilaso de la Vega

1. Escribo un sinónimo frente a cada palabra:
a. Plática.
b. Vasallo.
c. Holgar.
d. Blasfemia.
2. Explico el significado de las expresiones destacadas en los siguientes
enunciados:
a. De las grandezas y prosperidades pasadas venían a las cosas presentes,
lloraban sus reyes muertos, enajenado su imperio y acabada su republica etc.
b. (…) que mi intención no es contradecirle, sino servirle de comento y glosa y de
intérprete de muchos vocablos indios.
3. Según la respuesta del “tío” Inca- sobrino, yo te las diré de muy buena
gana, a ti te conviene oírlas y guardarlas en el corazón: (es frase de ellos por
decir en la memoria) podemos inferir que:
a. El corazón es una metáfora de la memoria.
b. Las cosas queridas se graban en la memoria y en el corazón.
c. Los recuerdos de los Incas, son nostálgicos y tristes.
d. Garcilaso obedeció a su tío.
4. Podemos afirmar que una de las causas por las cuales Garcilaso de la vega
escribió esta obra fue:
a. Satisfacer sus necesidades como escritor.
b. Mostrar las relaciones de los Incas con otros grupos.
c. Como Inca, contar la verdad sobre su pueblo.
d. Ayudar a los historiadores españoles.
5. Las fuentes de información que utilizó Garcilaso como historiador fueron:
a. Los libros.
b. Los códices.
c. La tradición oral.
d. Los evangelizadores.

Ahora vamos a escribir
- A partir de la lectura reflexiono y argumento las siguientes preguntas:
1. ¿Por qué crees que Garcilaso de la Vega consideraba que él era el más autorizado para contar la verdadera historia del imperio Inca?

2. Explica la forma como se determinó el lugar donde los Incas levantarían su imperio.

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